martes, 26 de octubre de 2010

"ACUERDO POR LA DISCRECIÓN"

Reynaldo Mota Molina

Con el fin de acallar el estruendoso fracaso de la “guerra” de Felipe Calderón contra el narcotráfico y, en consecuencia, del crimen organizado, en vísperas electorales se cocina un acuerdo entre los empresarios de radio y televisión antes de que concluya el año: “un acuerdo por la discreción que guíe nuestra labor informativa, un compromiso por los medios electrónicos de comunicación para recuperar la estabilidad y el orden” según manifestó Karen Sánchez Abott, presidenta de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) ante Calderón, durante la clausura de la 52 Semana Nacional de la Industria de Radio y Televisión.

Por su parte, Felipe Calderón dijo que corresponde a los propios medios cuestionarse y definir el rol que pueden jugar en el desafío que representa la violencia, con políticas, objetivos y criterios orientados a la consecución de la paz, y arremetió contra quienes cultivan sistemáticamente —dijo— el desaliento entre los mexicanos. ¡Ahora resulta…!

Haciendo eco, la Secretaría de Gobernación manifestó su beneplácito por este impulso y enfatizó: “Debe ser un esfuerzo por informar con veracidad, mesura y objetividad los hechos relacionados a las confrontaciones entre organizaciones criminales y de éstas con las instituciones del Estado”.

De dos entes que están confabulados desde siempre para manipular la información “veraz, oportuna y transparente” sólo puede interpretarse esto como una medida más para acallar las voces, nunca suficientes, de los periodistas y analistas que expresan más o menos libremente lo que verdaderamente acontece en el país no solamente en el terreno de la inseguridad y la violencia, sino en el político, el económico, el legislativo, el de justicia, el social, en suma, el entorno completo en el que viven 110 millones de mexicanos.

Tal acuerdo empujado desde la CIRT tiene un tufo de censura auspiciado por el gobierno calderonista para nuevamente tratar de tapar el sol con un dedo y de este modo “contribuir a recuperar la estabilidad y el orden en el país”.

O sea que ¿“callando”, por ejemplo, la nueva masacre de Ciudad Juárez con 12 muertos y más de 10 heridos a manos de encapuchados con uniformes oscuros y con armas largas, que irrumpieron en una celebración y dispararon contra los asistentes de manera indiscriminada; la nueva matanza de trece internos en un Centro de Rehabilitación de Tijuana, Baja California, a manos de un comando armado, más las otras dos masacres en lo que va de este año, y con una violencia de más de 7 mil muertes tan sólo en Ciudad Juárez en 2010 según la Procuraduría Federal de la República (PGR), se acaba el problema?
¿Dónde andan los tontos inútiles…?
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