sábado, 22 de febrero de 2014

MÁS POBRES Y MÁS RICOS

Reynaldo Mota Molina

En el Foro Económico Mundial (FEM) realizado hace unas semanas en Davos, Suiza, al que asistió Enrique Peña Nieto y en el que anualmente se reúnen la élite económica mundial y la política, al que acuden unos dos mil quinientos líderes mundiales, pensadores y algunas celebridades públicas, con una amplia agenda internacional cuyos objetivos no son muy claros al menos para la sociedad común del mundo, el objetivo de la convocatoria fue “La reestructuración del mundo. Consecuencias para la sociedad, la política y los negocios”.

En el FEM, con tal audiencia, la organización internacional Oxfam —un movimiento global que trabaja en 94 países para construir un futuro libre de la injusticia y la pobreza, según reza su portal en línea— presentó un informe demoledor publicado el día anterior a la inauguración del foro titulado “Gobernar para las élites” (http://www.oxfammexico.org/gobernar-para-las-elites/#.UvCBlT15P87) en el que afirma que una reducida élite se beneficia de la manipulación de las reglas políticas en detrimento del resto del mundo.

En dicho informe Oxfam denuncia que las élites ricas se reparten el poder político para manipular las reglas del juego económico, socavando la democracia y creando un mundo en el que las 85 personas más acaudaladas del planeta acumulan tanta riqueza como la mitad de la población más pobre del mundo junta, y explica en detalle el perjudicial impacto que la creciente desigualdad tiene tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, entre los que se encuentra México, permitiendo a las personas más ricas minar los procesos democráticos y elaborar políticas que favorecen sus intereses a costa de los del resto del mundo.

Según esto, el FEM ha identificado las crecientes disparidades en materia de ingresos como el segundo mayor riesgo mundial para los próximos 12 a 18 meses. En noviembre de 2013, el FEM advirtió que la desigualdad está afectando a la estabilidad social y “supone una amenaza para la seguridad en el ámbito mundial”.

Winnie Byanyima, presidenta ejecutiva de Oxfam afirma: “Resulta asombroso que en pleno siglo XXI una pequeña élite que podría caber en un sólo vagón de tren posea tanta riqueza como la mitad de la población más pobre del planeta”.

Las políticas instauradas con éxito por las personas más ricas durante las últimas décadas han dado lugar a la desregulación y la opacidad financieras, a paraísos fiscales, prácticas empresariales anticompetitivas, tipos impositivos bajos para las rentas altas y las inversiones, y recortes en políticas públicas destinadas a beneficiar a la mayoría. Desde finales de la década de los setenta, los tipos impositivos para las rentas más altas han disminuido en 29 de los 30 países de los que se disponen datos, lo que significa que en muchos lugares, las personas ricas no sólo ganan más dinero sino que, también, pagan menos impuestos. ¿Le suena familiar todo esto?

Este manifiesto secuestro de los procesos democráticos —expresa Oxfam en dicho informe— por parte de las élites ricas y a expensas de las clases medias y pobres ha contribuido a crear un mundo en el que, desde la década de los ochenta, siete de cada diez personas viven en países donde la desigualdad económica ha aumentado —como es evidente en México—, mientras un 1% de las familias de todo el mundo acapara el 46% de la riqueza (110 billones de dólares).


Por supuesto, esta información no ha sido debidamente difundida en los medios masivos de comunicación electrónica y escasamente en los medios impresos. Por nuestra parte, proporcionamos a usted en líneas anteriores el enlace electrónico para tener acceso al informe “Gobernar para las élites” para que lo analice y forme su opinión.

miércoles, 5 de febrero de 2014

PACTOS ¿POR MÉXICO?

Reynaldo Mota Molina

El gobierno de Enrique Peña Nieto se estrenó con el famoso “Pacto por México” suscrito por los consabidos partidos políticos PAN-PRD-PRI que en la práctica —más allá de los discursos y la manipulación mediática— sirvió para facilitar la aprobación de las reformas constitucionales con las que Peña Nieto estaba comprometido con los poderes fácticos externos e internos que lo llevaron a la silla presidencial, cuya cereza del pastel  era la energética incluyendo el patrimonio nacional más preciado de los mexicanos, el petróleo, quedando así a su entera disposición.

Esta es la convicción que prevalece en observadores y analistas no alineados. Todos somos testigos que el Congreso sólo sirvió para “legitimar” las iniciativas negociadas en lo obscurito entre los partidos tratando de llevarse cada uno la mejor tajada; así sucedió con la “reforma” fiscal, la financiera, la de telecomunicaciones y, por supuesto, la energética, puesto que diputados y senadores —inútiles unos y otros para la representatividad ciudadana, supuestamente, su razón de ser— aprobaron sobre las rodillas, así, rapidito, sin interés real de analizar, discutir, discernir y mucho menos pensar en el bien de la nación ni de sus habitantes. Los más las aprobaron sin siquiera haberlas por lo menos leído, a pesar de la enorme importancia y trascendencia para la vida nacional presente y futura.


 Lograda la encomienda de Peña Nieto y con el beneplácito de los poderes fácticos el “Pacto por México” empezó a desmoronarse y con la salida de los perredistas, porque no quedaron satisfechos con la rebanada que les tocó, el pacto está prácticamente liquidado; es decir, ya cumplió para lo que fue creado, lo que demuestra una vez más que solo fue un engaño a la ciudadanía y manipulación del gobierno para obtener sus fines.

¿Qué va a pasar con el otro pacto, el acuerdo para la seguridad de Michoacán? En resumidas cuentas es más de lo mismo: la militarización de la mayor parte del estado, como ya sucedió antes, en los tiempos funestos de Calderón en el propio Michoacán, Ciudad Juárez y Tamaulipas para sólo mencionar unos ejemplos, que solo llevaron abusos exacerbados y mayor corrupción militar y policiaca ante la más absoluta impunidad, incrementando el número de asesinatos y crímenes de todo tipo.

Nuevamente insistimos en lo fundamental, en lo que no se toca por parte de las autoridades competentes: el lavado de dinero, la estructura financiera y empresarial, el flujo del dinero de los Caballeros Templarios… ¿por qué?

Si acaso el gobierno federal llegara a atrapar o eliminar a los siete cabecillas que exigen las autodefensas ciudadanas, de los que hasta ahora han aprehendido a dos chivos expiatorios, todos sabemos que no es la solución, sino el mecanismo para la proliferación de nuevas células delincuenciales; los propios Templarios son evidencia de esto.
¿…Y cuando se retire el ejército? —porque tendrá que hacerlo— ¿Qué o quien garantiza que no retornará la violencia en la región, quizá con mayor virulencia, embozada en cualquier otro cártel.

¿Qué va a suceder con las autodefensas ciudadanas y comunitarias? Por una parte el gobierno “institucionaliza” su figura en Michoacán pero tiene presos a algunos de sus integrantes y a varias decenas de las autodefensas de Guerrero, que tienen origen similar a las de Michoacán.


Está visto que los pactos “por México”, son precisamente lo contrario.

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