jueves, 29 de noviembre de 2012

GRAN CALAMIDAD

Reynaldo Mota Molina


ASÍ LLEGÓ


ASÍ SE VA
ASÍ DEJA
A MÉXICO

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jueves, 15 de noviembre de 2012

CONSUMADO ESTÁ

Reynaldo Mota Molina

Con brincos y jaloneos el PRI y sus secuaces, PAN, VERDE, NUEVA ALIANZA y hasta el PRD, armaron sus mitotes para entretener a la gente indolente que acepta agachada y sin chistar las reformas a la Ley Federal del Trabajo que los coloca poco menos que como esclavos “modernos” que serán explotados —muchos ya lo son a través de las outsourcing— por empresarios abusivos que, coludidos con el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, impusieron las condiciones ideales de utilización de los trabajadores para ponerlos al servicio de las grandes empresas transnacionales y de las nacionales que sobreviven a la voracidad insaciable de las economías extranjeras. Sólo como ejemplo, Comex, la mayor empresa productora y distribuidora de pinturas de México será vendida a Sherwin-Williams, la empresa estadunidense que es la mayor fabricante del ramo de la Unión Americana.

Los legisladores de las Cámaras de Diputados y de Senadores —“representantes” del pueblo según la “democracia” mexicana— tuvieron especial cuidado en solventar la rendición de cuentas de los sindicatos brincándola, para dejarla intocada e igual de corrupta que siempre; hicieron perdidiza la legislación sobre la cuestión minera —afectaba poderosos intereses de empresarios, políticos y narcotraficantes—; se ciñeron a la “iniciativa preferente” de Felipe Calderón y la pusieron en charola de plata para que éste la promulgue antes que termine su mandato. Una vez más, se salió con la suya a pesar de lo nefasto de su gobierno y de la ominosa herencia que deja.

  El nuevo gerente de la República, Enrique Peña Nieto, que tomará el cargo el 1 de diciembre próximo, ya no tendrá que despeinarse por los avatares de la nueva ley del trabajo; simplemente la aplicará y para ello prepara el aparato represor que maneja tan bien, como ya lo demostró en el caso de Atenco cuando era gobernador del Estado de México.

Como en los viejos tiempos, el “nuevo” gobierno de Peña Nieto centra el mayor poder de control en la Secretaría de Gobernación (Segob) —¿Se acuerda usted que en el gobierno de Díaz Ordaz el secretario de Gobernación era Luis Echeverría, encargado de orquestar la represión estudiantil que culminó con la matanza de Tlatelolco?— Pues bien, la Secretaría de Seguridad Pública desaparece y la Segob asume sus funciones; se crea una Subsecretaria del Interior que incluirá la Gendarmería Nacional; se crea un Centro de Control y Comando Nacional, capaz de coordinar en tiempo real a las instituciones de seguridad y auxilio; se crea la Unidad de Fusión de Inteligencia que permita sistematizar y analizar la información de las distintas dependencias; se crea la Policía de Investigación Científica a nivel federal y se crea un Atlas Nacional de la Delincuencia para la Prevención y Persecución del Delito.

Desaparece la Secretaría de la Función Pública —que sirvió para dos cosas…— y se crea la Comisión Nacional Anticorrupción, que contará con facultades para sancionar administrativamente y realizar la investigación de delitos cometidos por servidores públicos de los tres niveles de gobierno y de particulares, lo cual significa un instrumento fenomenal de poder en manos del “presidente”, con el que podrá premiar o castigar a todo aquel que no se alinee.
  
Combatir a la corrupción por sus efectos, sólo crea imagen pública, dice el analista Mauricio Merino, pero no es la mejor manera de enfrentarla.

Totalmente de acuerdo.

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