miércoles, 2 de marzo de 2011

COEXISTENCIA NARCOPOLÍTICA

Reynaldo Mota Molina

El revuelo provocado por las declaraciones del exgobernador de Nuevo León, Sócrates Rizzo García (1991-1996 en que renunció por escándalos de corrupción de su gobierno) en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila el 23 de febrero, en el sentido de que los presidentes priístas tuvieron un fuerte control sobre las principales rutas del narcotráfico y que por esa razón había menos ataques contra la población civil, causó más que comezón en los círculos políticos.

“De alguna manera se tenía resuelto el problema del tránsito (de la droga) —expresó en la conferencia—, pero había un control y había un Estado fuerte y un presidente fuerte y una Procuraduría fuerte y había un control férreo del Ejército”. “De alguna manera les decían: ‘Tú pasas por aquí, tú por aquí, tú por aquí’, pero no me toques aquí estos lugares”, precisó posteriormente el exgobernador al periódico Reforma. Rechazó que en el pasado los gobernadores tuvieran injerencia entre los acuerdos del gobierno federal y los cárteles de la droga, ya que el presidente, dijo, tenía amplias facultades y los mandatarios estatales tenían que obedecer.

La falta de oficio y el cambio de la estrategia de control sobre el hampa fue una medida que se salió de control con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón —señaló— y ello evitó conservar la paz social. Fox y Calderón no tomaron en cuenta consejos ni experiencias del viejo régimen, lo que provocó que se “aflojaran los mecanismos de disciplina y de control, por lo que ahora vemos los resultados”, es decir, la violencia que hoy se vive en México.

Si los políticos de todos los colores, incluyendo el tricolor, hubieran tenido leña verde a la mano ya lo habrían quemado por lengua suelta. De cualquier modo lo obligaron a retractarse y a decir que no dijo lo que quiso decir…, bueno, era de esperarse; la incógnita es: ¿por qué lo dijo? Y más aún: ¿por qué en estos tiempos preelectorales?

Porque todos esos políticos escandalizados saben —deben saber— que esto ha sido desde siempre; desde que Miguel Alemán Valdés creó la Dirección Federal de Seguridad (DFS) en 1947 a quien ordenó negociar el control del incipiente flujo de marihuana y amapola a Estados Unidos, época en que los cárteles no existían, hasta el encargo en 2007 al general “X” de poner en paz a los cárteles de la droga, por parte de Juan Camilo Mouriño, entonces jefe de la Oficina de la Presidencia —el hombre más cercano a Felipe Calderón—,
según Anabel Hernández en su libro “Los Señores del Narco”, pasando por todos los presidentes, sin excepción, y una enorme cantidad de políticos encumbrados, empresarios y funcionarios públicos de todas las instituciones de gobierno, amalgamados en perverso contubernio con las mafias del narco dentro y fuera del país.
Entonces, ¿por qué tanta alharaca y rasgar de vestiduras? Para nuestra desgracia la coexistencia narcopolítica se convirtió en monstruo que ahora se alimenta de sangre.
Escuche la entrevista de Carmen Aristegui a Sócrates Rizzo en Noticias MVS. Dar clic en la liga:
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