miércoles, 29 de octubre de 2014

¿DE DÓNDE DIABLOS…?

Reynaldo Mota Molina

A más de un mes de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, Tixtla de Guerrero, de dicho estado, la ola de indignación y reclamo por la violación de los derechos humanos en México a cargo de las instancias de seguridad pública, crece y se amplía en el ámbito mundial sin que el gobierno de Enrique Peña Nieto ni las autoridades encargadas de la procuración de justicia tengan algo concreto que decir, sino las consabidas promesas y excusas.

El Parlamento Europeo condenó el jueves pasado las desapariciones forzadas y los crímenes en Iguala, y pidió a la autoridad mexicana investigar todos los delitos y conducirse de forma rápida, transparente e imparcial a fin de identificar, detener y llevar ante la justicia a los responsables, al mismo tiempo que expresó condolencias y apoyo a familiares y amigos de las víctimas, así como al pueblo mexicano.


Si bien el pronunciamiento de dicho organismo internacional guarda las formas diplomáticas, es contundente en su declaración que no es usual de una resolución conjunta.

Los parlamentos nacionales de Alemania e Italia están preparando, cada uno, pronunciamientos con el mismo fin, según Edgardo Buscaglia, Presidente del Instituto de Acción Ciudadana para la Justicia y la Democracia e Investigador de la Universidad de Columbia. El Partido Democrático Italiano redactó un documento de repudio y rompimiento de relaciones comerciales con México, instándolo a procesar crímenes de lesa humanidad como es el caso de Iguala, donde se cometieron los crímenes y desaparición de los normalistas.

Sin embargo, afirma Buscaglia, los embajadores de México en Europa, que fungen más bien como representantes de negocios, están encargados de bloquear tales pronunciamientos y encubrir lo que sucede en el país, y tratando de proyectar una imagen que siga llevando dinero a los sectores oligopólicos.

Así mismo la ONU emitió un comunicado que dice: “Pedimos  al Gobierno (de México) a reconocer la competencia del Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada para recibir comunicaciones de parte de víctimas…”.


La prensa mundial no pierde de vista la gravedad de los sucesos que se viven en México y está presionando fuertemente contra la corrupción y la impunidad que emana del gobierno y la colusión con el crimen organizado. “El derrumbe del teatro de cartón” de Enrique Peña Nieto, dice la revista especializada The New Yorker, como muestra de lo que se dice allá afuera.

Los reclamos y manifestaciones internas también son crecientes y proliferan en todo el país cada vez con mayor vigor y exigencia, aunque de manera pacífica; esto es muy importante porque está más que demostrado que las manifestaciones violentas y el derramamiento de sangre son inútiles, la sangre ya no tiene precio. San Salvador Atenco, por mencionar sólo un caso, es inobjetable.


El gobierno de Peña Nieto no sabe qué hacer… cómo salir del gigantesco embrollo en que lo metió un narco investido —no infiltrado, como se dice— de presidente municipal de Iguala… Aparecen más fosas clandestinas con más cadáveres calcinados, mochilas, lapiceros y muestras recientes de sangre… Aparecen también testimonios de que algunos de los estudiantes fueron incinerados heridos, pero vivos…

Las autoridades se limitan a comunicar que son 11 las fosas clandestinas encontradas con 38 cadáveres al 24 de octubre, “de las que aún no se cuenta con dictámenes periciales concluyentes que permitan determinar la antigüedad de los cadáveres ahí exhumados y, en consecuencia, su relación con los hechos de esta investigación”.

“Se los llevaron vivos y vivos los queremos” es el clamor popular…

¿De dónde diablos los van a sacar…?

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