martes, 31 de enero de 2012

MITOS Y REALIDADES

Reynaldo Mota Molina

Se dice que “El valiente vive hasta que el cobarde quiere…”, y este parece ser el caso de la mujer más poderosa del sistema político mexicano, la “maestra” Elba Esther Gordillo Morales. Encumbrada políticamente por Carlos Salinas durante su gobierno, extendió su dominio en el ámbito educacional del país y, por supuesto, en el sindicado magisterial del que es presidenta vitalicia desde 2007. Con Ernesto Zedillo consolidó su supremacía en dichos campos “a sangre y fuego” y con Vicente Fox amplió aún más su predominio incluso dentro de la partidocracia con la fundación del Partido Nueva Alianza (PANAL). Esto sirvió de pretexto al PRI, partido en el que siempre militó, para sacudírsela por su insoportable alianza con el PAN.

Experta conocedora de los vericuetos más obscuros de la cloaca política y de los políticos, hábil negociadora y corrupta por excelencia, supo venderle al ingenuo Felipe Calderón Hinojosa, a precio de oro, más de un millón de votos, el empujoncito que le hacía falta para ser sentado en la silla presidencial en el 2006, a cambio de las prebendas de la Lotería Nacional, el ISSSTE, la subsecretaría de Educación Pública, el Sistema Nacional de Seguridad Pública y otras más, en donde tuviera a su disposición dinero incontrolado y poder.

Pero resulta que con el tiempo a alguien se le ocurrió hacer un análisis de la efectividad de dichos votos y concluyó que éstos no fueron tan contundentes como se lo hizo creer a Calderón, porque en la realidad, éstos se dividieron entre él y, curiosamente, Andrés Manuel López Obrador, en proporciones similares del cincuenta por ciento para cada uno…

Probablemente esto y algunos otros excesos de la maestra constituida en poder fáctico, deterioraron la alianza al grado que Elba Esther hizo público que, efectivamente, tuvo un “arreglo político” con Felipe Calderón durante el proceso electoral del 2006, cuya contundencia se hizo evidente con el escándalo de la petición de votos para Calderón al gobernador de Tamaulipas.

Medio descobijada del PAN y maltrecha, pero con la mira bien puesta, con el garlito del millón de votos negoció con Humberto Moreira, cuando era presidente del PRI, 24 diputaciones y 4 senadurías a cambio de la alianza PRI-PANAL. Con el relevo de Moreira las cosas cambiaron. A algunos les pareció un precio demasiado alto y poca efectividad y ahora el PRI ha deshecho la alianza para proteger la imagen de Enrique Peña Nieto del desprestigio que emana Elba Esther en el ambiente político-electoral. Al menos oficialmente así son las cosas. Está por verse el pragmatismo del PRI cuando llegue el momento.

Circunstancialmente Elba Esther ha quedado sin poder y como “la pluma en el aire”, lo que evidencia la fragilidad del mito creado. No puede establecer formalmente nuevas alianzas con ningún otro partido porque los tiempos concluyeron en noviembre pasado; no tiene candidato propio ni infraestructura ni recursos para que el PANAL vaya solo, lo que implica alto riesgo y pocas posibilidades de triunfo, y la maestra no es persona que arriesgue… Le queda colgarse de los pantalones de Ernesto Cordero del PAN, del propio Enrique Peña Nieto del PRI y, en la desesperada, de Andrés Manuel López Obrador de MORENA.

Los azares del destino suplen a los cobardes que durante cuatro sexenios fueron incapaces de poner a Elba Esther en su lugar, con lo que al menos la cuestión Educativa estaría en mejores condiciones.

¿Qué pasaría si alguien rompiera el mito del duopolio televisivo —Televisa y Tv Azteca— y los pusiera en su lugar? Antes que todo, el Estado mexicano es más poderoso. Todo es cuestión de querer hacer las cosas.

Para ampliar imagen dar clic en ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario