martes, 12 de julio de 2011

DON PEDRO ROSA ACUÑA

Reynaldo Mota Molina

A veces el tiempo es ingrato y el público también; se olvida fácil y rápidamente de personajes que han engrandecido y dado lustre al arte maravilloso del huapango con creaciones que se tornan clásicas como es el caso del famosísimo son huasteco “El Querreque”, que es prácticamente imprescindible en el repertorio de todo huapanguero, al que se han agregado infinidad de versos con otros trovadores en el devenir del tiempo.

Nos referimos en este caso a don Pedro Rosa Acuña, extraordinario trovador y gran violinista, originario de Xilitla, San Luis Potosí, cuya versión original es casi desconocida, además de que obtener algunas fotografías del personaje es poco menos que imposible.

Se dice que “El Querreque” fue llevado a la Ciudad de México en el año de 1956 por su autor, quién lo tocaba acompañado por don Prócoro Rubio —autor de Tierra Queretana—, Joel Castro y otro músico de nombre Lucio. Lo tocaban y cantaban en el tono de sol mayor debido a que sus voces eran en tonos muy altos; lo grabaron con José Raúl Helmer, jefe de grabaciones del INBA para discos Vanguard, disquera de Estados Unidos que fue la primera en grabar música original tradicional de México.

Parece ser que dada la personalidad bohemia de don Pedro, nunca se preocupó por registrar su formidable composición, lo que ocasionó que diversos músicos se adjudicaran la autoría. Es el mismo caso de “El San Lorenzo”, que también es de su autoría.

Don Fortunato Ramírez Camacho(†) en diversas ocasiones nos expresó su testimonio en una experiencia vivida con don Pedro Rosa, que fue su maestro durante varios meses: “Muchos dicen que “El Querreque” es de otras gentes. ¡No! ¡El Querreque es de él! ¿Sabe por qué? Él lo vino a estrenar a Xilitlilla. Es allí donde oí que dijo: “Voy a estrenar un huapango que traigo…”. Por eso es que dice:


“El Querreque en Xilitlilla
Me quiso pegar por mal
Me aventó con una silla
Que por poco se la agarro
Yo me escapé como ardilla
Brincando de palo en palo”.


¡Honor a quien honor merece!

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