martes, 13 de marzo de 2012

DOS MUJERES

Reynaldo Mota Molina

Es ampliamente sabido el alto riesgo del ejercicio periodístico en nuestro país que lo convierte en una de las naciones más peligrosas del planeta para realizar la labor informativa de los hombres y mujeres dedicados a esta profesión, comparable con Irak, Somalia, Filipinas, Sri Lanka, Colombia, Afganistán y Nepal. Ante la ausencia confiable del número oficial de periodistas asesinados en el ejercicio de sus funciones ya sea por el crimen organizado —la mayor parte— o incluso por funcionarios de gobierno que se sienten amenazados de ser descubiertos por corrupción o negocios ilícitos, la cifra entre las instituciones gremiales y de derechos humanos internacionales suma 47 —todos ellos impunes— y 13 desapariciones tan sólo en lo que va del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, sin contar las amenazas y atentados a periodistas y medios de comunicación.

En este contexto y a pesar del fracaso de las iniciativas anunciadas por el gobierno calderonista para proteger de la violencia a la prensa mexicana, dos mujeres periodistas son reconocidas con importantes premios internacionales de periodismo debido a su trabajo profesional que en diversas ocasiones ha puesto en riesgo sus vidas: Anabel Hernández y Lydia Cacho.

Anabel Hernández García, periodista y escritora (revista electrónica Reporte Índigo), es autora de “La familia presidencial: el gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción” (2005); “Fin de fiesta en Los Pinos” (2006); “Los Cómplices del Presidente” (2010) y “Los Señores del Narco” (2010). Anabel Recibió el Premio Nacional de Periodismo 2001; el Reconocimiento UNICEF 2003 por sus reportajes sobre niñas esclavizadas en la frontera norte; es acreedora al Premio Pluma de Oro de la Libertad 2012, que otorga la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (Wan-Ifra) y avala: “Este premio reconoce la fuerte postura adoptada por Anabel Hernández, con gran riesgo para su vida, contra los cárteles del narcotráfico”.

Pero no sólo éstos; el exprocurador general de la República, Jorge Carpizo Mc Gregor, ha entablado un juicio civil en contra de Anabel por daño moral por las “insinuaciones insidiosas” que supuestamente se desprenden de su participación en el reparto de la recompensa por la “captura” de Joaquín El Chapo Guzmán en 1993, mencionada en Los Señores del Narco. Cabe la pregunta: ¿Por qué hasta ahora precisamente?

Lydia Cacho Ribeiro, periodista, escritora y activista de los derechos humanos es autora de siete libros entre los que sobresalen “Los Demonios del Edén” (2005). El poder que protege a la pornografía infantil; “Memorias de una infamia” que cuenta con tres ediciones: México (2007), España (2008), Suecia, traducción (2009); “Esclavas del poder” (2010). Investigación periodística con historias contadas a la autora por mujeres y niñas que sobrevivieron a las redes mundiales de trata de personas. Traducida al sueco. Ha sido reconocida su labor periodística y humanitaria con catorce premios internacionales entre los que se cuenta “Olof Palme 2011” compartido con el italiano Roberto Saviano.

Lydia Cacho fue amenazada de muerte y encarcelada con lujo de violencia tras la publicación de “Los demonios del Edén” que vincula a empresarios y políticos entre los que destaca el “góber precioso” Mario Marín, con una red de pedofilia. En consecuencia el empresario Jean Succar Kuri fue sentenciado a más de cien años de cárcel; pero también en consecuencia, Lydia es motivo de persecución y amenazas que la obligaron a cerrar el CIAM Cancún, centro de atención de víctimas de pedofilia y narcotráfico, ante la indiferencia del gobierno y el retiro de donativos por temor.

Bien decía “El Universal” en su editorial del 3 de mayo 2011: Cuando hay fuerzas extralegales capaces de silenciar a los periodistas y a los medios de comunicación, significa que le ha sido arrebatada a la sociedad su voz por intereses mezquinos y criminales. Un país sin prensa libre es un país sin democracia.

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