lunes, 11 de abril de 2011

MENTES CRIMINALES

Reynaldo Mota Molina

Algunas voces se han alzado —últimamente con mayor insistencia— reclamando pactar con el crimen organizado como alternativa de disminuir la violencia que envuelve a la nación a consecuencia de la “guerra” inútil y estúpida de Felipe Calderón Hinojosa. El gobierno calderonista casi desde el principio se ha ufanado de no pactar con el narco. Recordamos aquellas frases que siguieron a la muerte de Juan Camilo Mouriño siendo secretario de Gobernación: “el PAN ‘no va a pactar con delincuentes”, dijo Germán Martínez, entonces dirigente nacional de ese partido, durante los funerales; sin embargo, el propio Mouriño, siendo todavía Jefe de la Oficina de la Presidencia, instruyó al general X poner en paz a los cárteles de la droga y éste, acostumbrado a entablar relaciones con los diferentes grupos del narcotráfico por encargo oficial, en 2008 comenzó a tocar puertas de los protagonistas de la guerra entre narcos a lo que la mayoría respondió, como fue el caso de El Chapo Guzmán (“Los Señores del Narco”. Anabel Hernández), o sea, establecer pactos con el narco que, evidentemente en esta ocasión, no fueron eficaces.


¿De qué se ufana el gobierno de Calderón ante el descomunal fracaso que ha costado la vida de 40 mil personas, cuya cifra crece cada día, y sumido a 112 millones de ciudadanos en la inseguridad y la desesperanza?



“No me voy a mover de mi posición” dijo Felipe Calderón a Javier Sicilia durante la entrevista en Los Pinos a la que convocó al escritor y periodista, presuntamente con el fin de atemperar la “Marcha Nacional contra la Violencia” que éste encabezó con motivo de la ejecución de su hijo Juan Francisco junto otras seis personas, aún no esclarecida.


Sicilia dice que llegará el momento de “hacer pactos de honorabilidad: no se toca a la población civil, no se asesinan inocentes y los prisioneros de los bandos en conflicto que caigan deben ser tratados conforme a los derechos humanos”.



En esto estamos totalmente de acuerdo, lástima que las mentes criminales no piensen lo mismo. “Lo sostenido por Calderón —dice Sicilia— le confirma que sólo tienen imaginación para la violencia, lamentable, ¿en qué sentido? que no tienen más imaginación para salvar este país; que sólo tienen imaginación para aumentar la guerra, la violencia, el dolor, y eso es lo terrible”.


Las acciones contradictorias del gobierno calderonista muestran su enajenación. Por un lado, a invitación suya, expresa, en el contexto de plena apertura y colaboración del gobierno de México con los mecanismos internacionales de derechos humanos, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizó una visita oficial y mediante el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la ONU, recomendó que los militares sean retirados en el corto plazo de las tareas de seguridad pública que les han sido impuestas en la presente administración. Los funcionarios de dicho organismo sustentaron su planteamiento en el hecho de que los efectivos militares no están facultados para desempeñar tales labores; de que su involucramiento en la estrategia de seguridad pública no ha disminuido los índices de violencia y criminalidad en el país, sino que los ha incrementado, y de que su actuación está relacionada con la comisión de diversas violaciones a los derechos humanos.



Inmediatamente el gobierno de Calderón rechazó tal recomendación y trató de minimizar el diagnóstico de la ONU ratificando, una vez más, que el Ejército seguirá en las calles, con lo que continuarán la violencia, la ineficacia, la inseguridad y los abusos.


Para agregar un grano de sal como condimento, el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, declaró que en siete años comenzará a disminuir la narcoviolencia y el Ejército empezará a salir de las calles en tres años. Al unísono Calderón declaró: “El día en que contemos con 32 cuerpos policiales profesionales, honestos, capaces y confiables, nuestros soldados y marinos podrían regresar a las labores tradicionales y cotidianas”.



O sea, ¿sabe usted cuándo…?


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