jueves, 19 de noviembre de 2009

BORRAR POR BORRAR

Reynaldo Mota Molina

Estos panistas, de veras, se pasan…, y los priístas más. ¿Con qué motivo se cambia la fecha de conmemoración de la Revolución Mexicana? A alguien en la Cámara de Diputados se le ocurrió que, estando el país en jauja, con tal motivo podrían regalarse descansar el lunes 16 y el viernes 20 de la misma semana de noviembre. ¡Grandioso…, dos puentes maravillosos para holgar! ¡Qué les importa que la nación ruede cuesta abajo! Afortunadamente la borregada no jaló parejo y sólo quedó en el intento pero, la solución fantástica y pen…sada, fue "festejar" el aniversario el lunes 16 y "trabajar" el viernes 20 y aquí no pasó nada…

No sabemos si la intención panista es continuar deslavando la historia de México y con esta maniobra desdibujar una revolución que les causa urticaria y de la cual preferirían no "celebrar" su próximo centenario, pero de los priístas es imperdonable. Por décadas se vanagloriaron de ser "revolucionarios"; hasta a su partido le pusieron "revolucionario institucional", y los descendientes que quedan por ahí, incrustados en la cúpula política, les importa un bledo los motivos de quienes vertieron su sangre en la lucha fraticida; otros están en el otro bando, pero todos, gozando del usufructo.

Pero resulta que la historia no olvida y la conmemoración del día 20, precisamente, tiene un fundamento irrebatible: "Lo que hoy se recuerda, al celebrarse el 20 de noviembre los aniversarios de esa revolución histórica, son esos primeros choques entre grupos dispersos de campesinos revolucionarios y guardias rurales que se encontraron en diferentes parajes del Estado al caer la noche de un domingo otoñal de 1910.
Estos choques fueron el estallido desordenado de la primera revolución importante que registran los anales de América Latina en el curso de este siglo (XX), y respondían a la consigna que unos meses antes había lanzado Francisco I. Madero. Porque al agotarse todos los recursos políticos y desahuciarse la esperanza de que en el gobierno de Porfirio Díaz prevaleciera el sentido común, Madero anticipó que el único camino que se la abría al pueblo mexicano para liberarse de la opresión que sufría hacía 30 años, era la lucha revolucionaria. Y la consigna tenía una fecha: domingo 20 de noviembre de 1910.’

‘En la misma ciudad de Chihuahua, don Abraham González, quien tanto había influido en (Francisco) Villa y otros hombres para incitarlos a la lucha, veía llegar la noche con ansiedad, porque esa era la hora que Madero le había anunciado en un mensaje que apretujaba en el bolsillo: ‘El día 20 de noviembre, a las seis de la tarde, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan’.

‘En esos momentos, el propio Madero, con un grupo de amigos que ocultaban sus Winchesters debajo de los abrigos, salía de un viejo molino junto al río Bravo, en la frontera mexicana, donde habían pasado toda la larga noche anterior, con el plan de ocupar Piedras Negras al amanecer…’

‘Esa fue la noche de los primeros choques. Comenzaba la revolución que había estado latente muchos años, porque hacía muchos años que México era una nación sojuzgada por la injusticia’. (Crónica Ilustrada Revolución Mexicana. Publex).

¿Cómo es posible que los hechos históricos se dejen menospreciar tan fácilmente para olvidarlos? ¿Por qué el PRI se conforma con que ahora el aniversario de la revolución sea solamente un "acto político" partidista? ¿Por qué todo es tan negociable que no importa la dignidad histórica? ¿No vale la pena ni siquiera guardar un poco de respeto por quienes ofrendaron su vida pensando que con ello cambiaría el destino de este país?
¿Por qué aceptamos, nosotros, pueblo, todo sin chistar…?
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