miércoles, 20 de agosto de 2014

DESPOJO CONSUMADO

Reynaldo Mota Molina

Sólo los vende patrias y los que esperan recibir algún beneficio, aunque sean migajas, con la promulgación de las Leyes reglamentarias de la reforma Energética celebran el despojo que el gobierno de Enrique Peña Nieto ha hecho a los mexicanos de su patrimonio nacional y de la soberanía de la nación. ¡Ya que el pueblo lo permitió con su omisión, por lo menos México debería estar de luto!

No pasará mucho tiempo para que las realidades de las falsas promesas de bonanza empiecen a aparecer y a causar los estragos que no se quisieron atender ni escuchar en los cientos de voces que advirtieron de sus efectos nocivos. Uno de los primeros será la expropiación —llamándole por su nombre— de las tierras particulares o comunales donde se localice petróleo o gas, así se trate de zonas protegidas de la biosfera. Las empresas extranjeras que vendrán por ellos no son madres de la caridad; vienen por el oro negro y punto, y el gobierno está para servirles como ya se vio, así tengan que hacer uso del famoso fracking y demás atracos.

¿Le parece esto una exageración? Nada más hay que ver lo que han hecho y siguen haciendo en el Caribe mexicano y en otros lugares privilegiados por la naturaleza, donde han establecido “desarrollos turísticos” exclusivos para gente millonaria y extranjeros, en que la población vive marginada y miserable alrededor de estos desarrollos y solo algunos de sus habitantes son ocupados en la escala más baja de empleos y salarios.

¿Qué no se puede hacer uso de terrenos vedados? Mire lo que se hizo con Teotihuacan, la Ciudad de los Dioses, donde en tiempos de Fox se vendió 1.5 hectáreas a Wal Mart para la construcción de un centro comercial. Peña Nieto fue gobernador del Estado de México, donde se ubica Teotihuacan, a partir de 2005 y nunca jamás hizo nada para revertir la ignominia antes bien, se dieron todo tipo de “facilidades” para continuar la obra que por entonces se encontraba en proceso.

Esto es solo un ejemplo de lo que está por venir con la nueva invasión extranjera, al menos es lo que espera el gobierno peñista aunque tal vez los inversionistas están remilgosos de lo que pueda significar la consulta popular —extemporánea— en sus efectos a las inversiones petroleras.

Lo cierto es que no va a pasar nada; si acaso se realiza la tal consulta no pasa de ser una patraña más de los partidos políticos que la promueven puesto que la debieron hacer en su oportunidad y quizá entonces pudieron dar una zancadilla a la reforma Energética, pero hasta Andrés Manuel López Obrador tuvo un “infarto” estratégico que lo hizo a un lado para no entorpecer la reforma que avanzaba inexorablemente.


Y es que la adicción de Estados Unidos al consumo de petróleo no tiene fronteras. En Iraq y en otros lugares del mundo ha inventado guerras para tener predominio sobre los hidrocarburos; en México le basta con ejercer su predominio sobre los dóciles gobiernos que impone con toda clase de corruptelas desde los procesos electorales para que éstos le sirvan a satisfacción, así se trate de pisotear —reformar— la Constitución y la soberanía de un pueblo que a nadie le importa.

El despojo está consumado…

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