miércoles, 19 de noviembre de 2008

INFILTRACIÓN DEL NARCOTRÁFICO

Por Lic. Reynaldo Mota Molina

La infiltración del narcotráfico en las entrañas de los tres niveles del gobierno mexicano es ya inocultable según la visión generalizada de la ciudadanía; sólo así se explica, a sí misma, por qué no se actúa en forma decidida y definitiva en contra del lavado de dinero y del flujo de cantidades multimillonarias procedentes de la delincuencia organizada que circulan abiertamente por prácticamente todas las arterias económicas y financieras del país sin que nadie se ocupe de, siquiera, querer controlar este gran problema ni, mucho menos, eliminarlo.


De acuerdo con analistas financieros, en México es muy fácil lavar dinero; por ejemplo, se realizan transacciones millonarias en Islas Caimán, Bermudas, Barbados, las Bahamas o Aruba. De allí se transfieren a bancos en México y ahí se legalizan, sin que las autoridades bancarias investiguen su origen. La mayoría de la banca extranjera que opera en el país tiene subsidiarias en paraísos fiscales o bancarios cuyas legislaciones impiden que se proporcione información sobre sus transacciones y no se averigua el origen del dinero que ingresa. Siguiendo el ejemplo, Citigroup —que adquirió Banamex— es considerado en los Estados Unidos como uno de los bancos con las reglas más débiles sobre lavado de dinero…

Es tal el grado de infiltración que en la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), creada en 2003, acaba de descubrirse que altos funcionarios recibían maletines con medio millón de dólares de los narcos sinaloenses desde 2004, según tuvo que admitir el procurador Eduardo Medina Mora, luego que se iniciara la Operación Limpieza por presiones de la DEA. La súper fiscalía fue creada por su primer titular, José Luis Santiago Vasconcelos —fallecido junto con Juan Camilo Mouriño Terrazo en el avionazo del pasado día 4—, quien decía entonces que se trataba de una dependencia antimafia “impenetrable”, que fue dotada por los congresistas de “superpoderes” y de mecanismos y polémicos instrumentos legales que llegaron a ser cuestionados por atentar contra garantías individuales y constitucionales.

Otro ejemplo: Desde finales de 2005, altos mandos de la Agencia Federal de Investigación (AFI), de la Policía Federal Preventiva (PFP) y de Interpol-México asignados al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, fueron cooptados por narcotraficantes, de acuerdo con un testigo protegido. Los sobornos recibidos por las autoridades policíacas permitieron a diversos narcotraficantes, principalmente del poderoso cártel de Sinaloa o del Pacífico, operar sin problemas el tráfico de drogas en la principal terminal aérea del país.

¡Pero la llave sigue abierta…!

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