¿Qué efectos prácticos tiene la palabra empeñada por un presidente de México en el acto de su Toma de Protesta? ¿Qué sucede, también en la práctica, si no cumple la promesa —equivalente a juramento— de velar por la nación? ¿Qué efectos prácticos tiene la frase: “…que la Nación me lo demande…” si no cumple lo prometido?
Esto viene a cuento porque, efectivamente, ¿qué responsabilidad tiene un presidente de México en el deterioro que su gobierno ocasiona a la nación, por las razones que sean, a tal grado que afecta a cada individuo, sin que haya poder humano que lo llame a cuentas y, mucho menos, que lo sancione. Entonces, ¿qué alcance o para qué sirve el discurso solemne del acto de Toma de Protesta?
La degradación del país la estamos viviendo cada día en forma creciente y vemos, impotentes, cómo ésta se refleja en los estándares mundiales que corroboran lo que el gobierno de Felipe Calderón niega:
Joseph Stiglitz y otros premios Nobel de Economía, además de expertos y analistas, han señalado que el desempeño del gobierno mexicano frente a la recesión económica ha sido uno de los peores en el mundo y que las alzas recientemente aprobadas a los gravámenes tendrán un efecto muy negativo en la economía nacional. La organización Transparencia Internacional ubica a México entre los países más corruptos de Latinoamérica y del mundo; la consultora empresarial Price Waterhouse Coopers (PWC) cataloga al país en el sitio número cinco, de 54, en donde se cometen el mayor número de fraudes económicos y delitos financieros de países avanzados y en vías de desarrollo; la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), señala que México se convirtió en el país latinoamericano con el mayor crecimiento de la pobreza, indigencia y desigualdad en la distribución del ingreso en 2009. Según datos del Banco de México y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la deuda interna del país se incrementó 63.4 por ciento de diciembre de 2006 a noviembre de 2009 y crece mil millones de pesos al día. La suma de ese renglón con el endeudamiento del IPAB llega a $ 3 billones 536 mil millones de pesos; Fitch Ratings, una de las tres calificadoras de deuda más influyentes del mundo, rebajó un nivel el grado de calificación asignado a México debido a los débiles fundamentos económicos que presentan las finanzas públicas, y todo esto sólo por mencionar algunos aspectos relacionados con la economía. ¿Y todo lo demás…?
¿Cómo, quién y ante quién se hacen efectivos los postulados de la Toma de Protesta para que un presidente asuma las consecuencias? Preguntas sin respuesta, ¿verdad?
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