Reynaldo Mota Molina
A más de un mes de la
desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa,
Tixtla de Guerrero, de dicho estado, la ola de indignación y reclamo por la
violación de los derechos humanos en México a cargo de las instancias de
seguridad pública, crece y se amplía en el ámbito mundial sin que el gobierno
de Enrique Peña Nieto ni las autoridades encargadas de la procuración de
justicia tengan algo concreto que decir, sino las consabidas promesas y
excusas.
El Parlamento Europeo condenó el jueves pasado las desapariciones
forzadas y los crímenes en Iguala, y pidió a la autoridad mexicana investigar
todos los delitos y conducirse de forma rápida, transparente e imparcial a fin
de identificar, detener y llevar ante la justicia a los responsables, al mismo
tiempo que expresó condolencias y apoyo a familiares y amigos de las víctimas,
así como al pueblo mexicano.
Si bien el pronunciamiento de dicho organismo internacional guarda las
formas diplomáticas, es contundente en su declaración que no es usual de una
resolución conjunta.
Los parlamentos nacionales de Alemania e Italia están preparando, cada
uno, pronunciamientos con el mismo fin, según Edgardo Buscaglia, Presidente del
Instituto de Acción Ciudadana para la Justicia y la Democracia e Investigador
de la Universidad de Columbia. El Partido Democrático Italiano redactó un
documento de repudio y rompimiento de relaciones comerciales con México,
instándolo a procesar crímenes de lesa humanidad como es el caso de Iguala,
donde se cometieron los crímenes y desaparición de los normalistas.
Sin embargo, afirma Buscaglia, los embajadores de México en Europa, que
fungen más bien como representantes de negocios, están encargados de bloquear
tales pronunciamientos y encubrir lo que sucede en el país, y tratando de
proyectar una imagen que siga llevando dinero a los sectores oligopólicos.
Así mismo la ONU emitió un comunicado que dice: “Pedimos al Gobierno (de México) a reconocer
la competencia del Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada para recibir comunicaciones de parte
de víctimas…”.
La prensa mundial no pierde
de vista la gravedad de los sucesos que se viven en México y está presionando
fuertemente contra la corrupción y la impunidad que emana del gobierno y la
colusión con el crimen organizado. “El derrumbe del teatro de cartón” de
Enrique Peña Nieto, dice la revista especializada The New Yorker, como muestra
de lo que se dice allá afuera.
Los reclamos y manifestaciones internas también son crecientes y
proliferan en todo el país cada vez con mayor vigor y exigencia, aunque de
manera pacífica; esto es muy importante porque está más que demostrado que las
manifestaciones violentas y el derramamiento de sangre son inútiles, la sangre
ya no tiene precio. San Salvador Atenco, por mencionar sólo un caso, es
inobjetable.
El gobierno de Peña Nieto no sabe qué hacer…
cómo salir del gigantesco embrollo en que lo metió un narco investido —no
infiltrado, como se dice— de presidente municipal de Iguala… Aparecen más fosas
clandestinas con más cadáveres calcinados, mochilas, lapiceros y muestras
recientes de sangre… Aparecen también testimonios de que algunos de los
estudiantes fueron incinerados heridos, pero vivos…
Las autoridades se limitan a comunicar que son 11 las fosas
clandestinas encontradas con 38 cadáveres al 24 de octubre, “de las que aún no se cuenta con dictámenes
periciales concluyentes que permitan determinar la antigüedad de los cadáveres
ahí exhumados y, en consecuencia, su relación con los hechos de esta
investigación”.
“Se los llevaron vivos y vivos
los queremos” es el clamor
popular…
¿De dónde diablos los van a sacar…?
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