Por Lic. Reynaldo Mota Molina
Con la intención de legitimarse como presidente de México, al estilo Salinas, Felipe Calderón emprendió al inicio de su sexenio una “guerra” contra el narcotráfico utilizando al ejército mexicano en lo que creyó, por lo visto, sería una guerra de soldaditos en la que tomaría el control de la situación fácilmente. Desde entonces, el resultado de ésta ha sido contraproducente y ya son más de 11 mil muertos con violencia inaudita entre narcos, militares, fuerzas de seguridad, civiles, sin faltar algunos periodistas, y el aumento desenfrenado del narcotráfico y del desafío a las fuerzas armadas y al mismo gobierno federal.
En Morelia, Michoacán, cuna de Calderón, se inició la matanza de civiles durante la celebración de las fiestas patrias el año pasado; en este mismo estado la organización delictiva La Familia, de origen michoacano, en una demostración de poder de ataque y movilidad sin precedentes, atacó en días pasados de manera sincronizada los destacamentos de la Policía Federal en ocho de las principales ciudades comenzando con Morelia, capital del estado, sin que ninguna corporación pudiera detenerlas.
A partir de ese momento los atentados se sucedieron en diversos municipios del estado en aparente reacción de La Familia por la detención de uno de los líderes del cártel, Arnoldo Rueda Medina (La Minsa), al parecer su operador internacional. Incluso uno de los ataques fue dirigido contra miembros del Ejército Mexicano en el municipio de Zamora. Las agresiones del narco rebasaron los límites de Michoacán y llegaron hasta Salamanca, Guanajuato y Ciudad Altamirano, Guerrero.
Días previos a estos hechos sangrientos doce personas fueron ejecutadas en el municipio La Huacana. Las víctimas son policías federales asignados a la entidad. El predio donde se hizo el hallazgo es el mismo donde cuatro días antes aparecieron cuatro personas embolsadas con otro mensaje firmado por “La rebelión Antizetas”.
Ante la brutal ofensiva de la delincuencia organizada la reacción de Calderón fue triplicar los efectivos de la policía federal en la entidad a pesar de que estas medidas han demostrado ser ineficaces y sólo han servido para que la delincuencia se súper organice mejor y aumente el número de muertos.
En una sorprendente llamada telefónica a un programa noticioso de CB Televisión Michoacán, un hombre que se identificó como Servando Gómez, alias "La Tuta", propuso un pacto al gobierno federal. “El gobierno federal no dialoga, no pacta, ni negociará jamás con organización delictiva alguna", dijo en aparente respuesta el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont. Días después agregó bravucón: “los estamos esperando…” ¿A qué se atiene?, porque el enfrentamiento frontal de las armas no resuelven nada. No han resultado nada, nunca, en ninguna parte del mundo.
Pero el gobierno de Calderón no hace nada, absolutamente nada, para cerrar el flujo de dinero del narcotráfico y del lavado de dinero —con lo que afectaría, efectivamente, la estructura patrimonial y económica del narco— en el que están involucrados prominentes empresarios y políticos. Esta sí sería la medida más efectiva contra el narcotráfico, pero…
Le invitamos a escuchar la entrevista de Carmen Aristegui a Edgardo Buscaglia, Analista e Investigador internacional, sobre la violencia que se vive en México. Dar clic en la liga: http://www.mvsnoticias.com/ver_noticia.cfm?id=6357
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