Los comicios del 5 de julio son la confirmación de que Felipe Calderón es un presidente anulado por la voluntad popular pero también por su propia incapacidad para gobernar como lo demuestra el hecho de las concertacesiones realizadas desde el inicio de su gobierno con priístas amafiados que hoy le tienen puesto el pie en el cuello.
Bajo la sospecha de fraude electoral con que llegó a la presidencia de la República en 2006 Calderón ha estado vinculado —dominado, sería el término adecuado— a los poderes fácticos que lo llevaron al poder a cambio de privilegios y concesiones sin fin anulando desde entonces la autoridad que como mandatario le otorga la Constitución, cuyos poderes puso al servicio de sus acreedores políticos y económicos.
Bajo esta óptica Calderón ha tenido que favorecer la reforma energética a manos extranjeras, lo mismo que la banca, la inversión financiera, agrícola, inmobiliaria, de seguros, etcétera, así como las prerrogativas ilimitadas de los sindicatos corporativos.
Televisa, no conforme con ejercer poder político desde afuera en todos los órdenes del gobierno y manipular las decisiones a su favor, como la llamada ley Televisa, seguida de su compinche Tv Azteca, ante la debilidad —¿nulidad?— de Felipe Calderón se propuso aprovechar estos comicios para infiltrar a través del desprestigiado y corrupto PVEM a legisladores, lacayos de la corporación televisiva, con el fin de ejercer el poder desde adentro para obtener quién sabe que más planes que pululan en la mente enferma, obsesionada por la ambición y el poder sin límites, de Emilio Azcárraga Jean.
Pero llegó la hora de acotar el insoportable exceso de abusos e impunidad. El movimiento social por el Voto Nulo que afloró en estos comicios, convirtiéndose en la quinta fuerza política del país, comenzó a tomar cohesión a partir de la Asamblea Nacional del día 30 de junio y aglutinó las muy distintas corrientes e inconformidades en tres puntos de una agenda básica mínima que presentará al Congreso para iniciar el empedrado camino hacia una democracia genuina:
· Democracia participativa.
· Reducción del financiamiento y transparencia de los partidos.
· Candidaturas independientes.
¡El camino es arduo pera ya está iniciado!
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