Reynaldo Mota Molina
Menos de tres años le han bastado a Enrique Peña Nieto
para demoler lo que el PRI creó durante 71 años hasta el año 2000, lo bueno y
lo malo, más malo que bueno… y convertirlo en el PRI de la destrucción
institucional a partir de 2012 en que retomó el poder —que nunca perdió del
todo— y recrear el hartazgo de la gente que lo repudió nuevamente en las urnas
el pasado 7 de junio, como sucedió antes en el año dos mil.
Como en el año dos mil la mayoría del electorado, que
en esta ocasión acudió a votar en mayor número contra lo esperado —un síntoma
más del hartazgo—, entregó nuevamente su voto al PAN porque no tenía a quien más
entregarlo; los demás partidos son simples comparsas del PRI y la gente lo
sabe; Morena no está suficientemente consolidado ni tiene la infraestructura
necesaria. La diferencia con el año dos mil es que entonces la gente tenía
esperanza y confió en Vicente Fox como tabla de salvación: “¡No nos falles
Vicente!” retumbaba el ambiente… y Vicente falló. Ahora la ciudadanía no cree
en el PAN pero tampoco tiene mayor alternativa. Hasta en política el país es
pobre… los políticos ¡no!
La gente no desconoce que con el PAN se abrió la
puerta de par en par al narcotráfico, a la corrupción y a la impunidad, se
incrementó la violencia como nunca en la historia de México y las fuerzas
armadas se utilizaron como enemigas del pueblo, pero a la hora del voto, sobre
todo los jóvenes, muchos prefirieron ignorar esto y ver hacia el futuro
pensando que ahora las cosas cambiarán porque la experiencia del PAN con lo
sucedido puede hacer la diferencia… Es decir, nuevamente la esperanza, en la
actitud positiva de esos jóvenes.
Al PRI no le valieron las trampas en que es experto
incluyendo las boletas pre marcadas, la compra de votos, los acarreos, la
manipulación del INE y todo lo demás; la gente está más que harta del PRI y los
excesos multimillonarios de Peña Nieto y sus alardes frente a los estómagos
vacíos del pueblo, por eso éste le propinó la bofetada más contundente en las urnas,
pero el PRI no se quedará con los brazos cruzados; se apresurará a modificar
las leyes necesarias con tal de asegurar la preeminencia en las elecciones
presidenciales de 2018, para eso sigue teniendo la mayoría con sus secuaces del
Congreso. Incrementará sus acciones de control con la gente más jodida y en los
lugares de mayor violencia a quienes les extrae fácilmente el voto, ahí están Acapulco, Iguala, Tixtla; Chalco, Ecatepec, Tlatlaya;
Apatzingán, Tanhuato; Reynosa, en los estados de Guerrero, Estado de México,
Michoacán y Tamaulipas. Y sin embargo el pueblo tiene la palabra… ya lo demostró.
Los candidatos independientes, otra novedad de estos
comicios. Tengo la misma impresión del regiomontano Jaime Rodríguez Calderón El Bronco, que tuve de Vicente Fox
Quesada; no confío… Durante 33 años fue miembro activo del PRI, se desempeñó
como diputado federal en 1992 y como diputado local en 1997, fue presidente
municipal de García, Nuevo León, trabajó en la Secretaría de Agricultura y
Recursos Hidráulicos en el Instituto Nacional Indigenista y en la CNC de Nuevo
León como titular, siempre a la sombra del PRI al cual renunció en septiembre
del año pasado para lanzarse como candidato independiente. Ahora despotrica de
los partidos políticos… por eso —dice— se lanzó como “independiente”. Después
de 33 años usufructuados no hay congruencia.
Creo que detrás de esto hay “gato encerrado”; sin duda
ha creado alianzas y compromisos por ahora ocultos y por eso recibió tal
respaldo en el estado empresarial más prominente de México. Ante la proximidad
del siguiente proceso electoral pronto saldrán cosas… No le extrañe ver la mano
peluda del mismo PRI, de Televisa y de otros poderes fácticos a quienes por
ahora conviene dar la apariencia que se exhibe… Al tiempo.
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