Reynaldo Mota Molina
¿Es usted una víctima de la violencia que vive México?
¿Alguno de sus familiares y/o amigos? ¿Lo han denunciado ante las autoridades?
¿Qué resultados han tenido? Esto es cosa de todos los días en todo el país y la
violencia va en aumento aún en estados que se decía, eran tranquilos… Sí, la impunidad también, según cifras oficiales sólo
el dos por ciento de las denuncias presentadas han recibido alguna sentencia.
El fenómeno de la violencia tiene invadido el entorno
de nuestra vida cotidiana. La vemos en la calle y en el interior de nuestro
hogar, en la televisión, en los videojuegos, en las películas, en la familia, en
la intimidad, entre los novios, en las escuelas, en todo… prácticamente en todo.
Pero la violencia tiene muchos ángulos agudos, desde
lo que significa para muchos un gran negocio que les reporta miles de millones
de pesos, hasta los que la practican por placer o por necesidad. Las mentes
humanas están trastocadas y deshumanizadas; nos hemos acostumbrado a verla y
escucharla sin mostrar mayor sensibilidad ni reacción. Tal vez por eso la
violencia inducida aumenta de intensidad, y la violencia social —por llamarla
de algún modo— aumenta debido a la impunidad.
En esto tienen mucho que ver los gobiernos, no es cosa
de repetir el disco rayado, pero la responsabilidad de introducir ilegalmente
armas de alto poder y municiones a México con el conocimiento de éste para
seguir la huella de narcotraficantes, sólo matándose con ellas se podía lograr,
hasta que con una de éstas armas asesinaron a un agente estadounidense y mostró
el descarrilamiento del plan macabro; esto es violencia impune, por decir lo
menos.
La guerra
contra el narcotráfico iniciada por el expresidente Felipe Calderón Hinojosa
desató la escalada de violencia que vive el país con más de 130 mil muertos —se
dice fácil—, muchos de ellos asesinados con violencia inaudita; la desaparición
de más de 36 mil personas, sólo Dios sabe en qué forma y todo, prácticamente
impune. Nadie es responsable de nada…
Así se desencadenó también el involucramiento de las
fuerzas armadas, Ejército, Armada, y todas las Policías en el asesinato de
civiles, delincuentes o no, bajo el encubrimiento más obscuro del gobierno y la
impunidad absoluta.
En el gobierno de Enrique Peña Nieto las fuerzas
armadas han aumentado la violencia con las masacres de civiles en Tlatlaya,
Estado de México; Apatzingán y Tanhuato-Ecuandureo, Michoacán, y en la
desapariciones forzadas que han conmovido al mundo como el caso de los
normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, Guerrero, bajo el mismo velo
de encubrimiento e impunidad.
Todo esto ha contribuido enormemente a la
descomposición social de la juventud, el asesinato del niño Christopher Raymundo Márquez Alvarado de solo
seis años de edad perpetrado por adolescentes en Aquiles Serdán, Chihuahua,
hace unas semanas, es una terrible muestra de ello; la niñez y la juventud
están sumergidas en la vorágine de la violencia, de la corrupción y de la
impunidad desde que nacieron y lo peor es que esto va en aumento; no es justo
que esta sea la herencia de las nuevas generaciones. Es preciso que la sociedad
en su conjunto reclame y exija al gobierno, principal responsable de todo esto,
un cambio absoluto en la impartición de justicia y la abolición total de la
corrupción y la impunidad en todas las esferas empezando por sí mismo.
La sociedad debemos hacer lo que nos corresponde en todos los ámbitos a
fin de frenar esta locura.
Para ampliar imagen dar clic en ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario