lunes, 27 de septiembre de 2010

¿DE QUÉ SE TRATA?

Reynaldo Mota Molina

¿Qué intenciones oculta el Partido Acción Nacional (PAN) más allá de lo que puede interpretarse como ignorancia, desinterés por los valores patrios, soberbia, incluso más allá de la estupidez, al tratar de desorientar y de confundir a la sociedad con acciones que son afrenta para nuestra historia y para los próceres que ofrendaron su vida en aras de una vida social más justa?

Como es sabido, con motivo del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución se instalaron en diversos puntos de la ciudad de Querétaro, cuyo municipio es gobernado por Acción Nacional, una especie de gallardetes con las figuras de los principales héroes que participaron en las epopeyas que hicieron posible el país que hoy tenemos pese a todas las deficiencias e injusticias que no acaban de resolverse, con el fin de honrar su memoria y exaltar su figura.

Entre los personajes honrados de esta forma, incluyeron a Porfirio Díaz, es decir, el mismo en contra del cual se levantó el movimiento revolucionario en 1910, precisamente por la injusticia social y la desigualdad económica que prevalecía en los interminables regímenes de su gobierno dictatorial.

Victoriano Huerta es otro de los personajes honrados por los panistas. Sus méritos son haber dado un golpe de estado al gobierno de Francisco I. Madero, el triunfo de la revolución que había propiciado la renuncia de Porfirio Díaz. Lo encarceló y lo asesinó junto con el vicepresidente José María Pino Suárez; usurpó la presidencia y fue traidor al gobierno maderista que lo había hecho jefe militar y al Estado mexicano.

En plena culminación de los “festejos” bicentenarios el gobierno federal encabezado por Felipe Calderón, panista naturalmente, exalta la figura de otro traidor: Benjamín Argumedo, que junto con Pascual Orozco habían luchado como antirreleccionistas; después combatió contra Francisco Villa y contra Venustiano Carranza, se unió a las fuerzas del usurpador Victoriano Huerta y contra Francisco I. Madero cuando era presidente de México. Finalmente fue fusilado por Carranza por traidor.

Con estos merecimientos los panistas levantan un colosal monumento de 20 metros de altura, presunta y ocultamente en su honor, como culminación del desfile festivo en pleno zócalo de la ciudad de México, frente al Palacio Nacional. Después tuvieron que recular —como siempre ante el exceso— ante la crítica y el reclamo de historiadores y analistas, cayendo en explicaciones por demás idiotas: que si era gente del pueblo, que si Vicente Fernández, etcétera, pero con un parecido inocultable y sospechoso con Argumedo.

Desde la época nefasta de Vicente Fox, desde luego panista, éste eliminó de los libros de texto elementos fundamentales de la historia prehispánica que nos han dado cultura e identidad incidiendo, consecuentemente, en que las nuevas generaciones desconocen e ignoran signos patrios elementales de la mexicanidad.

Felipe Calderón también ha eliminado elementos, personajes, materias educativas de los libros de texto sin ninguna justificación válida para el desarrollo cognitivo de los niños que repercuten en una educación más mediocre, incompleta y deformativa, tanto de los valores cívicos como del conocimiento en general, y de la historia de México.

Sistemáticamente los panistas están socavando el concepto educativo y patrio, ¿por qué? ¿Qué ocultos fines siniestros persigue todo esto? Decimos siniestros porque supuestamente detrás está la mano del Yunque, la organización secreta de la extrema derecha que es uno de los poderes fácticos del gobierno de Felipe Calderón, y que lo utiliza para acrecentar sus planes de dominio religioso y poder supremo.

¿Se trata acaso de un plan maquiavélico para coartar la educación y conformar una masa ignorante y sumisa fácilmente moldeable para los intereses de los poderosos?
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