martes, 22 de diciembre de 2015

URGENCIA DEL DESPOJO

Reynaldo Mota Molina

El 15 de julio pasado se puso en marcha el segundo despojo más grande de la nación mexicana —en el primero perdimos más de la mitad del territorio mexicano en 1848 a manos de Antonio López de Santa Anna y a favor de Estados Unidos de América—. En el segundo la pérdida es el petróleo, la principal fuente de ingresos de divisas después de las remesas de inmigrantes, lo que significa la pérdida del control sobre nuestros recursos naturales, el sometimiento de las poblaciones que habitan las regiones petroleras, la pérdida de ingresos, el debilitamiento institucional del propio Estado, el inicio de un camino sin rumbo y la consumación de un crimen de lesa patria en que el país retrocederá a la subordinación en esta materia, a manos de Enrique Peña Nieto y a favor de Estados Unidos de América y sus socios.

A dicho despojo se le llamó protocolariamente Ronda Uno que contemplaba la asignación de 14 bloques petroleros de los 169 que se tiene previsto licitar, con una extensión territorial de 28 mil 500 kilómetros cuadrados del Golfo de México incluyendo tierras, aguas someras y aguas profundas. Un proyecto tan ambicioso y rápido que no tiene precedente en el mundo.

Sin embargo, la primera etapa de la mentada Ronda Uno fue un soberano fracaso. De los 14 bloques licitados solo 2 fueron adjudicados al consorcio mexicano-británico-estadounidense encabezado por Sierra Oil & Gas, casualmente, en el que está involucrado un cuñado de Carlos Salinas de Gortari, expresidente de México. Los 12 restantes se declararon desiertos al no presentarse ofertas por parte de los competidores extranjeros o determinarse que las emitidas resultaron insolventes. ¿Falta de confianza en el gobierno mexicano por parte de los supuestos inversionistas, o qué…?

Rápidamente los peñistas afinaron algunos aspectos para hacer más atractiva la oferta y en la segunda fase de la Ronda Uno realizada el 30 de septiembre pasado, que incluye nueve campos petroleros en aguas someras del Golfo de México y serán adjudicados mediante cinco contratos, de las 14 firmas precalificadas 9 presentaron sus propuestas económicas y garantías de seriedad. De éstas, Grupo Carso, de Carlos Slim, no tiene experiencia en la exploración de hidrocarburos, pero otra empresa de su propiedad, la minera Frisco, a pesar de la oposición de al menos 100 mil familias, ha ocasionado derrumbes, acaparamiento de agua y fracturas de las casas de los pobladores de Salaverna, Zacatecas y, ¡tan campante!

Pero al gobierno de Peña Nieto le urge le venta petrolera, que no fluye, y no corren los ríos de dinero a sus bolsillos ni a los de sus amos, y el 15 de diciembre llevó a cabo la tercera etapa de la famosa Ronda Uno, con la adjudicación del cien por ciento de los campos petroleros concursados, es decir, 25 de 25 contratos entre los que dice Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía, hay empresas mexicanas, extranjeras y asociaciones en consorcio???


De los 25 campos adjudicados, 17 son de aceite y 8 son de gas en la Cuenca de Burgos. Los estados donde se ubican dichos campos son: Chiapas con 5, Nuevo León 7, Tabasco 5, Tamaulipas 2 y Veracruz 6.

Según Coldwell, “la licitación traerá una producción pico de 77 mil barriles diarios de petróleo y una inversión de mil 100 millones de dólares” y agregó: “Con los resultados obtenidos en esta licitación, se suman 22 empresas al nuevo sistema industrial de hidrocarburos mexicano”.

…¿Y yo qué? dirá usted… 

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