miércoles, 26 de agosto de 2015

TODO BAJO CONTROL

Reynaldo Mota Molina

Para tratar de entender un poco cómo hemos sido llevados al sumidero en que nos encontramos como país —que cada día está peor— y hacer más llevadera la carga del destino que ya nos alcanzó, habría que remontarnos a las secuelas de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y particularmente a la llamada Guerra Fría (1947-1991), en que los países aliados, ante la repartición del botín de guerra, llegaron a un enfrentamiento político, económico, social, militar, informativo e incluso deportivo, protagonizado por dos grandes bloques, el occidental (capitalista) liderado por Estados Unidos, y el oriental (comunista) liderado por la entonces Unión Soviética, hoy Rusia nuevamente. Muestra de ello fue la construcción del muro de Berlín iniciada en 1961.

Si bien los enfrentamientos no llegaron a desencadenar una nueva guerra mundial armada, la intensidad y gravedad de los conflictos económicos, políticos e ideológicos, marcaron profundamente gran parte de la historia de la humanidad. Las dos superpotencias deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta. Por temor a la destrucción total ninguno de los dos bloques llegó a tomar acciones directas contra el otro, debido a lo cual al conflicto se le llamó “guerra fría”.

La Perestroika (reestructuración) rusa inició la disolución de la Unión Soviética que culminó con la caída del muro de Berlín en 1989 y el colapso del comunismo en 1991.

En las postrimerías de la segunda guerra, bajo el sistema de Naciones Unidas, se crearon los organismos financieros Banco Mundial (1944) y Fondo Monetario Internacional (1945), con sede en Washington, con la intención declarada de reducir la pobreza en los países en desarrollo el primero, y de fomentar la cooperación monetaria internacional, facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional y fomentar la estabilidad cambiaria, entre otros enunciados, el segundo, de los países miembros incluido México.

En la práctica, y a consecuencia de la postguerra, dichos organismos son utilizados para el control y manejo de los intereses de la pequeña élite que gobierna el mundo, por ejemplo, el Banco Mundial (BM) favorece los intereses de los países industrializados; financia proyectos que provocan daño ambiental masivo y empeoran las condiciones de pequeños agricultores; hacen préstamos a gobiernos que violan abierta y permanentemente los derechos humanos; provocan la reubicación forzosa de personas y comunidades  y amenazan los derechos de los pueblos indígenas, todo con el fin de favorecer el control político a través de la economía.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) establece el saneamiento del presupuesto público a expensas del gasto social; la reestructuración del sistema impositivo con el fin de incrementar la recaudación fiscal; la eliminación de barreras cambiarias a través de la libre flotación de las divisas y de un mercado abierto; la implementación de una estructura de libre mercado en prácticamente todos los sectores de bienes y servicios, sin intervención del Estado. El concepto de servicios, en la interpretación del FMI, se extiende hasta incluir áreas que tradicionalmente se interpretan como estructuras de aseguramiento de derechos fundamentales, como la educación, la salud o la previsión social; políticas de flexibilidad laboral, entendido como la liberalización del mercado de trabajo, entre otras.

En la década de 1980 México ingresa a la globalización y al neoliberalismo cuyos sistemas derriban fronteras, abaten soberanías y nulifican el sentido patrio en pro de la liberación de la economía y el libre comercio para un mejor control político, social y económico.

 Y como somos un país de gobierno dócil, servil y apátrida, entregado totalmente a los poderosos a cambio de migajas, y un pueblo indolente y cobarde, aceptamos todo cuanto nos impongan, desde presidentes peleles, hasta la privatización de la educación y de los servicios médicos en proceso, pasando por las reformas estructurales para legalizar el saqueo. Todo está bajo control de los que gobiernan el mundo.


Que si la exoneración de Peña Nieto por los conflictos de interés de la casa blanca de Las Lomas y la de Ixtapan de la Sal, y la de Videgaray en Malinalco, son cuestiones domésticas que todos sabíamos que así sucedería; que si el reconocimiento de la pérdida de confianza en el gobierno y todas sus instituciones por parte de Peña Nieto, es una desvergüenza manifiesta y un insulto a la inteligencia, en el mismo momento que anuncia su exoneración. Por eso su gobierno alcanza el 99.7 de impunidad gracias a la corrupción, pero eso no inquieta a los dueños del poder.

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