Reynaldo Mota Molina
Con el inicio del año arrancan formalmente las
precampañas electorales que culminarán con las elecciones del 7 de junio
próximo y se agudiza la propaganda electoral de todos los partidos políticos
que vociferan a los cuatro vientos que son, cada cual, la solución de todos los
problemas y la salvación de los mexicanos…
Dicha propaganda es falsa, cínica e indignante, por
decir lo menos. ¿Con qué autoridad moral Ricardo Anaya, presidente interino del
PAN, acusa que México no va por el camino correcto?; que está herido por la
violencia, manchado por la corrupción, detenido por la economía, cuando ese
partido, precisamente, es uno de los que lo han llevado a la tragedia que vive;
abrió de par en par las puertas de la corrupción y la violencia con Fox y
Calderón, y sus gobiernos detuvieron la economía. Que necesitamos meter a los
corruptos a la cárcel ¡claro!, empezando por él, que se le descubrió negociando
un soborno de 90 millones de pesos la semana pasada.
Los descarados del PRD, dando patadas de ahogado,
pretenden disimular su debacle soslayando el caos en que se encuentran estados
gobernados por su partido como Guerrero y Michoacán, por sólo mencionar éstos,
prometiendo ser la solución que el país necesita…
Los desvergonzados del PRImate prometen un país de
ensueño que sólo en sus mentes alienadas se puede concebir ante la catastrófica
situación en que han metido a la nación que son incapaces de gobernar.
Los resultados hablan por sí mismos en sólo dos años de
haber recuperado el poder: crisis de seguridad, crisis de derechos humanos, crisis
de credibilidad, crisis de gobernabilidad, crisis de conflictos de interés,
crisis económica, crisis financiera; incremento de la violencia, del
narcotráfico, de la corrupción, de la impunidad, de la tortura; despojo del
patrimonio energético, de los derechos del trabajo, y tantas calamidades más…
De los demás partidos parásitos ni vale la pena
hablar… todos sabemos lo que son.
El erario público se gastará más de 18 mil 572
millones de pesos en la faramalla electoral que tendrá por resultado colocar a
los elegidos por el poder supremo —cualquiera que este sea— en los lugares
convenientes para sus intereses designando a gobernadores, legisladores, alcaldes
y delegados. Esto sin contar las “buscas” que partidos y candidatos se harán
llegar por todos los medios lícitos e ilícitos como ya es innegable que sucede.
Presurosos de ser palomeados
en las listas respectivas los chapulines
políticos, como los 16 jefes delegacionales de la Ciudad de México, presentarán
en bloque su renuncia; no son los primeros, Gustavo Madero, presidente del PAN,
renunció desde septiembre pasado, una vez trinquetada su reelección, para
integrarse a las listas de diputados plurinominales. Bien jugoso que es el
botín político.
En cambio, para los infelices mortales de a pie, el
salario mínimo aumentó 2 pesos 81 centavos en la zona A y 2.68 en la zona B,
pero aumentó el precio de las gasolinas y de la canasta básica, junto con la
inflación; se devaluó el peso frente al dólar y además, el secretario de
Hacienda, Luis Videgaray, nos previene que habrá reducción de gastos del
gobierno federal, en los rubros —eso lo decimos nosotros— que no afecten un
centavo en los bolsillos de las élites política y empresarial.
¡Tanto gasto electoral para llegar a esto, es un
fraude! La mejor respuesta ciudadana que se merecen es NO VOTAR por ningún
partido. ¡SÍ AL VOTO NULO! AL VOTO EN BLANCO.
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