sábado, 4 de agosto de 2012

LA HERENCIA

Reynaldo Mota Molina

Ya de salida, Felipe Calderón Hinojosa insiste en dejar una herencia maldita de su paso como “presidente” de la República mexicana. Por lo visto, no le bastan los más de 60 mil muertos que ha dejado su mal dada “guerra” contra el narcotráfico que no solucionó nada sino que exacerbó la violencia, multiplicó el número de cárteles e intensificó la drogadicción entre jóvenes y niños, provocando además, un sinfín de daños colaterales como las viudas, huérfanos, madres, hermanos dolientes, abandonados en la impunidad de los asesinos y en la injusticia social, y de muchos otros males para la nación.
Deja un Ejército dividido y desprestigiado. La institución militar que fue disciplinada, honorable y respetada hasta el 2006, hoy es más bien temida y con generales de alto rango que se disputan a la mala la titularidad de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) por el botín que significa el alto presupuesto —sin precedentes— que Calderón le asignó, como presunta compra de su incondicionalidad y para su seguridad personal.

No conforme, traicionó a las víctimas de la violencia haciendo creer que se promovería la Ley General de Víctimas, que obligaría al Estado a prevenir, investigar y reparar daños ocasionados por la delincuencia organizada y por violaciones de derechos humanos, entre las que se incluyera la desaparición forzada de personas, pero una vez pasadas las elecciones del 1 de julio, en vez de proclamarla, la vetó y así permanece.
Pasando sobre el Senado, que oficialmente le recomendó no firmar el Acuerdo Comercial contra la Falsificación (ACTA, por sus siglas en inglés) porque viola garantías de los mexicanos previstas en la Constitución, atenta contra la libertad de los usuarios de Internet y abre la posibilidad de intromisiones en la privacidad de los usuarios, una vez pasado el 1 de julio suscribió subrepticiamente dicho acuerdo que intenta limitar el acceso a nuevas tecnologías de la información y la comunicación a amplios sectores de las sociedades de México y el mundo.
Sin mirarse en el espejo dice que entre los aspirantes panistas a las elecciones de julio hubo “candidatos pigmeos que no estuvieron a la altura de las circunstancias”, omitiendo que éstos fueron previamente “palomeados” por él mismo. Tal vez a eso se deba la debacle del PAN. Lo que toca Calderón se convierte en desastre.

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