¡EL VOTO NULO!

Por Lic. Reynaldo Mota Molina

La desconfianza suprema y el desprecio que se han ganado los políticos, los partidos y, por supuesto, los gobiernos de México, particularmente los panistas de Fox y Calderón por sus acciones ruines y vendepatrias, están generando en estos momentos del proceso de elecciones intermedias un movimiento social creciente de anulación del voto ciudadano en los comicios que se llevarán a cabo dentro de tres semanas.

La campaña consiste en convencer a los electores de acudir a las urnas el próximo día 5 de julio y votar, pero sin otorgar su voto a ningún partido o candidato, anulando las boletas electorales mediante el cruce en toda la extensión de las papeletas, manifestando así su repudio a lo que es hoy el sistema de gobierno.

El extremo al que la clase política de México, podrida y coludida con los poderes fácticos que la envuelven, llámense empresarios, telecomunicadores, narcotraficantes, inversionistas extranjeros, extrema derecha, etcétera, ha llegado a tal punto que provoca el hartazgo de la ciudadanía que prefiere, en gran medida, anular su voto para no ser partícipe de la farsa electoral, consciente de que dejará en manos de las élites corruptas la decisión de designar a los nuevos gobernantes porque sabe que de cualquier manera lo harán a través de fraudes y despojos.

¡Qué triste realidad! El pueblo, harto de abusos y simulaciones, decide cobrarse las facturas que los gobiernos le deben y que lo tienen sumido en la más grande pobreza, rezago educativo, estancamiento, inseguridad, narcotráfico, explotación…, y prefiere manifestar su rechazo de forma pacífica a través de la anulación del voto.

Surgido recientemente de la frustración y el resentimiento, pero al mismo tiempo con la esperanza y un vigoroso espíritu de renovación, el movimiento crece rápidamente porque encuentra terreno fértil: “Rechazo a los partidos y sus candidatos, pero no a la democracia”. “Anulando el voto estamos diciendo que este sistema no funciona y que queremos cambiarlo y tenemos la esperanza de que el mensaje sea de tal manera fuerte e inevitable que fuerce a los políticos a entrar en una reflexión para reformarlo”, es una de las primicias del Gobierno de Segunda Generación (G2G) pionero de esta iniciativa desde Puebla.

José Antonio Crespo, analista político, miembro del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y firme promotor del voto nulo, sostiene que anular el voto no significa apatía, sino rechazo activo y deliberado a todos los partidos.

“Para políticos nulos, votos nulos” es el lema de otro movimiento originado en Jalisco. “La enfermedad de México es su régimen. Tenemos que cambiarlo de manera no violenta y la primera etapa es: Así no”, expresa su dirigencia.

“El cansancio por nuestro desigual y excluyente sistema político, la molestia de ver consolidada una partidocracia en México, un IFE al servicio de los intereses partidistas y engañada por unos cuantos de siempre, fueron algunos de los motivos que reunieron a varios amigos para buscar la manera de generar una conciencia alternativa”. “Se animan al saber que hay muchas personas con intención de anular su voto y decir ¡ya basta! En sus respectivos estados también se escuchan las mismas voces. Esto está creciendo”, es otro movimiento en San Luis Potosí.

Ante esta delicada situación la actitud del gobierno en voz del presidente del PAN no puede ser más displicente: “La pregunta es —dice Martínez Cázares—: ¿A quién beneficia una representación política débil? ¿A quién beneficia una cámara deslegitimada? ¿A favor de qué y de quién juega el discurso del voto en blanco”?

¿Acaso el gobierno panista ignora que desde su inicio tiene una política débil y deslegitimada, ni cuál es la intención del voto nulo a pesar de ser tan clara?, ¿o de plano es tan cínico y torpe que no acaba de ver ni saber nada?

Por esto: “Para políticos nulos, votos nulos”