Pues resulta que los gobiernos panistas, al fin y al cabo “conservadores”, —¡y vaya que sí!, conservan privilegios, tráfico de influencias, impunidad, entre otras cosas— no saben cómo celebrar los movimientos insurgentes: la guerra de independencia y la revolución mexicana, y estamos a menos de dos años de sendos aniversarios.
Parece obvio: ¿Cómo festejar doscientos años de independencia de España si el gobierno de Calderón hace todo por entregar nuevamente al país a la tutela española por todos los medios económicos, llámense bancos, financieras, inmobiliarias, aseguradoras, explotadoras de energéticos, etcétera, etcétera? ¿Cómo celebrar cien años de la revolución si el gobierno calderonista es contrarrevolucionario? ¿Parece cosa de risa verdad…?, ¡pero es para morirse de coraje! ¿De qué diantres sirvieron tantos miles de muertos de ambas guerras? ¿Por qué se escatima en honrar la memoria de quienes lucharon y murieron por estos ideales? Hubo muchos auténticos…, allí están Hidalgo y Zapata y sólo Dios sabe cuántos anónimos…
Existen muchos cuestionamientos actualmente sobre qué nos dejaron estos movimientos armados si nunca hemos sido totalmente independientes ni gozado de bienestar social. Es cierto, pero estamos convencidos de que la autonomía y la soberanía son las condiciones inmejorables de un país democrático. Aquí lo malo radica en que el pueblo, desde entonces, no ha sabido ni ha querido ejercer sus derechos ciudadanos plenos porque somos, como alguien dijo, un pueblo indolente y cobarde.
Los festejos terminarán haciéndolos algunas instituciones locales o culturales; para eso sirvió el derramamiento de tanta sangre. ¡Ojala que por lo menos reflexionemos sobre lo que hemos hecho y actuemos!
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