Reynaldo Mota Molina
Las elecciones intermedias de Chiapas realizadas el
pasado 19 de julio en las que resultó ganadora la coalición PRI, Verde
Ecologista, Nueva Alianza y el partido local Chiapas Unido, revelan lo que
sucederá en las elecciones presidenciales de 2018 con el fin de arrasar
mediante todo tipo de prácticas fraudulentas, los puestos clave que aseguren al
PRI conservar la hegemonía del poder coadyuvado o solapado por los organismos
electorales.
Chiapas es el estado más pobre del país con el 76.2
por ciento de su población con graves carencias, según el último informe del
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), es decir, casi 4 millones
de pobres y 1 millón 600 mil habitantes en pobreza extrema.
Pero es el estado donde el gobernador, Manuel Velasco
Coello del Partido Verde Ecologista, dilapida multimillonarios recursos
públicos en publicidad a su favor en todo el país y se catapulta para suceder a
Enrique Peña Nieto en la presidencia de México; por lo pronto, siguiendo sus
pasos, inició la nueva telenovela contrayendo nupcias con la ex rebelde, actriz y cantante Anahí, por
supuesto a la manera de Televisa, hacedora de presidentes y encargada de educar a la audiencia para que acepte de
antemano y apoye a la nueva pareja presidencial llegado el momento. Como hemos visto,
el PRI se ensaña con los más jodidos para extraerles el voto a su antojo.
Seguramente por eso el número de pobres en el país
aumentó en más de dos millones de personas con carencias sociales en el ingreso, el rezago
educativo, los servicios de salud, la seguridad social, la calidad y espacios
de vivienda, los servicios básicos y el acceso a la alimentación. La
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) acaba de dar
a conocer que México es el único
país latinoamericano que registra una tendencia regresiva en
reducción de la pobreza. Los
niveles de pobreza no han cambiado en los últimos 20 años debido a la reducida
tasa de crecimiento de la economía nacional y la desigualdad en la distribución
de los ingresos.
De acuerdo con dicho informe, el crecimiento de la
economía nacional se ha visto limitado por la subexplotación del potencial de
desarrollo de todas las regiones del país y, en particular, por la falta de
transformación estructural y despegue de la productividad; afirma que la
estrategia de reforma debe adquirir una dimensión regional integral que permita
mejorar los mecanismos de gobernanza, identificar la financiación de forma más
precisa e ir más allá del alivio social. Recomienda al gobierno mexicano
invertir más recursos en la reducción de la pobreza y el crecimiento de la
productividad, así como en políticas urbanas y territoriales.
Pero eso no le interesa al gobierno peñista, por el
contrario, el Banco de México redujo nuevamente la expectativa de crecimiento
del Producto Interno Bruto (PIB) de 2.66 a 2.60 en este año, así como las
expectativas de 2016 y 17, justo previamente al próximo proceso electoral, y la
devaluación del peso frente al dólar alcanza la cifra récord de $ 16.60 hasta
hoy, aunque Luis Videgaray asegura que “el hundimiento del peso no representa un
riesgo para nuestra estabilidad macroeconómica, porque hemos diversificado mucho
la composición de nuestra deuda pública”.
No hace mucho secretario de Hacienda y Agustín
Carstens, gobernador del Banco de México, aseguraban que el adelgazamiento del
peso mexicano era una volatilidad
pasajera que no alteraría el fuerte
impulso de la economía mexicana ni afectaría el motor de las reformas
estructurales y, casi enseguida, vinieron dos fuertes recortes presupuestales
que afectan directamente a la economía nacional.
En lo que va del gobierno de Peña Nieto ha endeudado
al país en 2 billones de pesos
adicionales a la billonaria deuda pública interna y externa, Con dichas medidas
se asegura que el 87 por ciento de mexicanos pobres que reporta el CONEVAL,
“socialmente vulnerables”, más los que se acumulen de aquí al 2018, estarán
listos para dar su voto al PRI y sus compinches, con los resultados que dan los
presidentes telenovelescos. Al fin y al cabo el pueblo es el jodido.
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