Abolir la educación en México es una de las tareas principales que los gobiernos se han propuesto y que se cumplen sistemáticamente en todos los niveles escolares, desde la educación básica hasta la superior en las universidades públicas y privadas. El sistema educativo nacional está diseñado para que los educandos no aprendan a discernir, a pensar, a analizar, a investigar, ni mucho menos a cuestionar o criticar nada que los pueda inconformar en cualquier etapa de su vida formativa. En esta tarea, particularmente los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón se han distinguido coartando el desarrollo intelectual y educativo de los niños y jóvenes mexicanos y han convertido en instrumento político-electoral la educación del país.
Así, por ejemplo, desde hace algunos años se han tratado de eliminar el civismo, que contribuye a desarrollar los valores patrios, humanos, sociales y éticos, así como la filosofía que evoluciona el pensamiento humano. En las mismas condiciones están la lógica, estética y ética que tienen que ver con la formación humanística.
En los nuevos libros de texto gratuitos, que dona el Estado Mexicano, se ha eliminado la parte fundamental de la historia de México que trata las épocas Prehispánica y la Colonia, desconociendo el origen e identidad de los mexicanos, por una parte, y por la otra, el mestizaje que dio forma a la nueva identidad con todo lo que conlleva la cultura actual del mexicano, de tal modo, que las nuevas generaciones conocerán la historia a partir de la época contemporánea, desconociendo las raíces que nutren el espíritu nacional y la fuerza cultural de nuestros ancestros, lo cual significa una flagrante violación al derecho a la educación integral que establece la Constitución.
Esto parece tener un fin perverso; limitar el pensamiento y el desarrollo intelectual para manipular fácilmente la conducta humana y mantener recursos humanos suficientes para proveer a las corporaciones transnacionales de mano de obra barata más o menos calificada, porque la preparación técnica es objetivamente mediocre, con el fin de tener algo qué ofrecer como atractivo a la inversión extranjera, independientemente del manoseo político.
Elba Esther Gordillo y sus huestes del SNTE son el más eficaz instrumento político-electoral puesto al servicio de los intereses de los gobiernos panistas y el peor y el más abyecto para la educación y, sin embargo, tiene en sus manos a la institución encargada de la educación nacional en todos los niveles como es la Secretaría de Educación Pública, sin importar que el titular de esta, Alonso Lujambio Irazábal, sea, o haya sido, un destacado académico ahora el servicio de la “maestra”.
Si hablamos de quienes imparten la educación en México, es decir, los maestros, se confirma el bajísimo nivel educativo que es verdaderamente vergonzoso de acuerdo a los resultados de la última evaluación de los docentes para obtener una plaza en la que más del 74 por ciento resultó reprobado y el resto apenas llegó al 5.4 de calificación. En una exhibición de desvergüenza y cinismo, Elba Esther y las autoridades de Educación se apresuraron a cambiar el concepto diciendo que lo que requerían era simplemente “actualización”.
Organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ubican en los últimos lugares internacionales a la educación en México.
Y cabe la pregunta: ¿Qué hacen ante esta situación caótica los padres de familia y la sociedad en su conjunto? ¿Por qué no reaccionan? ¿Por qué no se toma conciencia de la repercusión de la mala educación en la vida futura de los niños y los jóvenes?
Le invitamos a escuchar la entrevista de Carmen Aristegui a Olac Fuentes Molinar, investigador especialista en educación, que realizó un análisis exhaustivo a los nuevos libros de texto. Dar clic en la liga:
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