Reynaldo Mota Molina
En el Foro Económico Mundial (FEM) realizado hace unas
semanas en Davos, Suiza, al que asistió Enrique Peña Nieto y en el que
anualmente se reúnen la élite económica mundial y la política, al que acuden
unos dos mil quinientos líderes mundiales, pensadores y algunas celebridades
públicas, con una amplia agenda internacional cuyos objetivos no son muy claros
al menos para la sociedad común del mundo, el objetivo de la convocatoria fue
“La reestructuración del mundo. Consecuencias para la sociedad, la política y
los negocios”.
En el FEM, con tal audiencia, la organización internacional Oxfam —un
movimiento global que trabaja en 94 países para construir un futuro libre de la
injusticia y la pobreza, según reza su portal en línea— presentó un informe
demoledor publicado el día anterior a la inauguración del foro titulado
“Gobernar para las élites” (http://www.oxfammexico.org/gobernar-para-las-elites/#.UvCBlT15P87)
en el
que afirma que una reducida élite se beneficia de la manipulación
de las reglas políticas en detrimento del resto del mundo.
En dicho informe Oxfam
denuncia que las élites ricas se reparten el poder político para manipular las
reglas del juego económico, socavando la democracia y creando un mundo en el
que las 85 personas más acaudaladas del planeta acumulan tanta riqueza como la
mitad de la población más pobre del mundo junta, y explica en detalle el perjudicial
impacto que la creciente desigualdad tiene tanto en los países desarrollados
como en aquellos en vías de desarrollo, entre los que se encuentra México, permitiendo
a las personas más ricas minar los procesos democráticos y elaborar políticas
que favorecen sus intereses a costa de los del resto del mundo.
Según esto, el FEM ha
identificado las crecientes disparidades en materia de ingresos como el segundo
mayor riesgo mundial para los próximos 12 a 18 meses. En noviembre de 2013, el FEM
advirtió que la desigualdad está afectando a la estabilidad social y “supone
una amenaza para la seguridad en el ámbito mundial”.
Winnie Byanyima, presidenta
ejecutiva de Oxfam afirma: “Resulta asombroso que en pleno siglo XXI una
pequeña élite que podría caber en un sólo vagón de tren posea tanta riqueza
como la mitad de la población más pobre del planeta”.
Las políticas instauradas
con éxito por las personas más ricas durante las últimas décadas han dado lugar
a la desregulación y la opacidad financieras, a paraísos fiscales, prácticas
empresariales anticompetitivas, tipos impositivos bajos para las rentas altas y
las inversiones, y recortes en políticas públicas destinadas a beneficiar a la
mayoría. Desde finales de la década de los setenta, los tipos impositivos para
las rentas más altas han disminuido en 29 de los 30 países de los que se
disponen datos, lo que significa que en muchos lugares, las personas ricas
no sólo ganan más dinero sino que, también, pagan menos impuestos. ¿Le suena
familiar todo esto?
Este manifiesto secuestro de
los procesos democráticos —expresa Oxfam en dicho informe— por parte de las
élites ricas y a expensas de las clases medias y pobres ha contribuido a crear
un mundo en el que, desde la década de los ochenta, siete de cada diez personas
viven en países donde la desigualdad económica ha aumentado —como es evidente
en México—, mientras un 1% de las familias de todo el mundo acapara el 46%
de la riqueza (110 billones de dólares).
Por supuesto, esta información no ha sido debidamente difundida en los medios masivos de comunicación electrónica y escasamente en los medios impresos. Por nuestra parte, proporcionamos a usted en líneas anteriores el enlace electrónico para tener acceso al informe “Gobernar para las élites” para que lo analice y forme su opinión.