Con tales anuncios comerciales el IFE no fomenta, ni mucho menos convence la participación ciudadana en el proceso electoral. Los partidos políticos, convertidos de esta forma en “productos” de consumo, no estimulan el apetito de los futuros votantes ante la prácticamente nula credibilidad de uno y los otros ¿Por qué sucede esto? ¿Será que las instancias electorales están ya agotadas en tan poco tiempo? ¿Será tal la incapacidad de los consejeros y de cuantos integran dichos organismos que no hay nadie que sea capaz de diseñar una manera distinta, inteligente y efectiva para atraer el interés de la gente en edad de votar? ¿Será acaso la confirmación institucional de que el proceso electoral no es más que una simulación de democracia?
¿Por qué los partidos políticos se conforman con ser una mercancía más que se anuncia junto con la basura comercial con la que nos saturan los medios? ¿Está todo confabulado para continuar cubriendo las apariencias?
¿Por qué la ciudadanía no cuestiona? ¿Por qué en lugar de conformarse con recibir los spots comerciales del IFE y los partidos, no exige propuestas concretas de solución al sin fin de problemas que aquejan a la gran mayoría para que propongan el qué, el cómo y el cuándo, de tal modo que los electores puedan estar en condiciones de valorar, comparar y decidir efectivamente por la mejor opción de soluciones para hacer del voto, no un simulacro, sino realmente EL VOTO ÚTIL?
Todavía estamos en tiempo de que los candidatos para estas elecciones intermedias de gobernadores, diputados y alcaldes de los estados involucrados entiendan, de una vez por todas, que no bastará con los spots comerciales, las dádivas, compra de votos, obsequios, “programas sociales de apoyo” electoreros, ni promesas huecas de campaña para obtener el voto ciudadano, sino que se exigen soluciones reales, verdaderas y efectivas.
Es esta la oportunidad que tenemos los ciudadanos comunes de hacer valer nuestro VOTO UNIVERSAL —único e intransferible— en todo su valor y sacudirnos el marasmo del 2006 para que no vuelva a repetirse. ¡Es hora de levantar la cabeza…!
Bien sabemos que hay muchos intereses en juego, desde los poderosos medios electrónicos que buscan perpetuarse en el monopolio de las telecomunicaciones, los empresarios de ultraderecha dispuestos a todo, los políticos y los partidos aferrados al hueso que tienen adherido a los dientes dispuestos a no soltarlo, el narco que corrompe y amenaza las conciencias para apoderarse del poder absoluto —valga la redundancia—y, por supuesto, el gobierno con todo y sus instituciones para perpetuarse en el poder.
¿Luchar contra el monstruo de mil cabezas con una boleta de papel? ¿Es posible? ¿Vale la pena?
Creemos que sí. Somos más 76 millones de ciudadanos empadronados que, resueltos con un mismo fin, podemos hacer valer, a valor absoluto, nuestro futuro, es cuestión de decisión. Podemos entregar el voto, claro; podemos utilizarlo como castigo por el mal gobierno, pero también podemos HACER QUE SE RESPETE PLENA Y ABSOLUTAMENTE.
¿Qué decide usted?