martes, 30 de agosto de 2011

¿OPORTUNISMO POLÍTICO?

Reynaldo Mota Molina

El múltiple homicidio del Casino Royale de Monterrey, Nuevo León —52 muertos más decenas de heridos—, es un eslabón más en la cadena de asesinatos masivos cometidos por el crimen organizado: 72 en la masacre de San Fernando, Tamaulipas, en agosto 2010; 16 en la de Villas de Salvárcar, Ciudad Juárez, Chihuahua, en febrero 2010; 19 en el centro de rehabilitación “Fe y Vida” de la ciudad de Chihuahua, en junio 2010; 14 en una fiesta estudiantil de la colonia Villa de la Paloma, Ciudad Juárez, Chihuahua, en octubre 2010, por mencionar algunas, hasta llegar al bombazo del 15 de septiembre de 2008 en Morelia, Michoacán, con 9 muertos; sin embargo, ninguna había provocado la inmediata reacción de Felipe Calderón Hinojosa, como hasta ahora.

¿Por qué, si todas son víctimas igualmente desafortunadas? Pues parece que no. Hasta en esto hay diferencias en la mente de Calderón: Primero, era clientela de un casino al que no acudía cualquier gente a derrochar su dinero. Segundo, sucede en Monterrey, la otrora capital industrial del país y más importante centro de los mercados bursátil y de negocios, pero que sigue siendo uno de los estados más ricos, tanto, que es panal para los cárteles de la droga. Tercero, en su reacción visceral, llama “terroristas” —por fin— a los multiasesinos. Cuarto, señala que hay “corrupción rampante” en el suceso —¡Aleluya, ya se dio cuenta! Quinto, declara tres días de luto nacional. ¿Por qué hasta ahora? Sexto, Acude inmediata y personalmente a Monterrey a manifestar el pésame por las víctimas. ¿Trata de “congraciarse” con los nuevoleoneses por cuestiones del poder económico y político en tiempos preelectorales en el último tramo de su camino? ¿O para suavizar ante la nación el impacto negativo de su próximo informe de “gobierno”, que será en unos cuantos días, y que estará lleno de falacias?

Pero de todos modos lo hace mal. Su aparente indignación y reclamo es la de cualquier ciudadano por la situación que cruza el país, no la que corresponde a un jefe de Estado que tiene en sus manos la solución. Reparte culpas entre todos para lavar sus manos de sangre, y exige a Estados Unidos dejar de ser adicto a las drogas y dejar de vender armas a los traficantes, pero hace mutis de que las dependencias de su gobierno encargadas de impedir el tráfico ilegal, están coludidas con los narcos. Aprovecha la situación para reiterar al Congreso la aprobación de la Ley de Seguridad, que legaliza la intervención de las fuerzas armadas aún en el caso de movimientos sociales, a contraposición de los derechos humanos, quid de la controversia precisamente con estos movimientos, ahora que se han radicalizado ambas posiciones.

También convoca a la unidad, así, vagamente, sin precisar en torno a qué o para qué. ¿Se refiere a la unidad que social y políticamente él mismo contribuyó a destruir en 2006 con su campaña de odio? ¿De qué habla…?

Ofrece una recompensa —30 millones de pesos, dice la PGR— a quien colabore para dar con los culpables del multihomicidio.

En todo esto, ¿dónde quedan los más de cincuenta mil muertos de los que no hay ningún responsable, causados por su estúpida guerra, que luego llamó lucha, y ahora llama terrorismo?, porque ninguna de éstas son lo mismo, pero los muertos sí y la impunidad también. Según los expertos cada una requiere, obviamente, de una estrategia específica para enfrentarlas y Calderón simplemente echó a los militares a las calles a “combatirlas”, sin ningún plan ni estrategia, con los resultados de sobra conocidos.

Dado el peso que Felipe Calderón y algunos más le están dado al caso Casino Royale, sería la oportunidad de plantear una estrategia para combatir eficazmente al crimen organizado yéndose, principalmente, a la yugular de los cárteles, es decir, a su estructura económica, financiera, administrativa y, consecuentemente, al lavado de dinero, uno de sus pilares más sólidos, amén de un combate real a la corrupción en todas las dependencias y niveles de gobierno.

Pero Calderón lo que hizo fue enviar mil quinientos policías Federales más a Nuevo León y el Ejército enviará otro tanto para ver a quién pepenan, lo que aumentará, sin duda, la violencia. O sea…

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miércoles, 24 de agosto de 2011

HEGEMONÍA

Reynaldo Mota Molina

El poder hegemónico que Estados Unidos ejerce particularmente sobre nuestro país se evidencia de las más diversas formas: económico, cultural, político por sobre todo, y consecuentemente, corrupto. Ciertamente es histórico, desde el siglo XIX hasta hoy, debido a ambiciones, intereses, torpezas y debilidades de los sucesivos gobernantes mexicanos —así perdimos más de la mitad del territorio nacional—; sin embargo, nunca como ahora con Felipe Calderón Hinojosa había sido tal la claudicación y sometimiento de un gobierno mexicano al predominio del gobierno estadounidense.

Si bien Estados Unidos abrió los caminos de la droga a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en la década de los años 80 para financiar el apoyo de la “contra nicaragüense” con el fin de derrotar al movimiento armado “Frente Sandinista de Liberación Nacional” (FSLN), que en la paranoia paralela al plan “Irán-contra” de Reagan y Bush, consideraba a dicho movimiento “un gran peligro para la región debido a sus tendencias marxistas-leninistas, y que en Centroamérica estaba a punto de gestarse una nueva Cuba”, en plena época de la Guerra Fría, involucró a México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá y Colombia. (Los Señores del Narco. Anabel Hernández. 2010).

Esto “explica” el auge que partir del gobierno de Carlos Salinas De Gortari tuvo el narcotráfico en nuestro país, cuya puerta abrió de par en par Vicente Fox, pero no así la claudicación de Felipe Calderón ante el gobierno norteamericano y mucho menos su guerra estúpida y sin sentido cuyos muertos suman más de cincuenta mil y van en aumento.

Uno y otro gobiernos pretenden lavarse las manos de sangre negando los hechos y tratando de engañar al pueblo y a la historia. Ya está de más repetir el contrabando oficial “Rápido y Furioso”, los vuelos —tripulados o no— de espionaje, el acuerdo —firmado o no— de la intervención militar disfrazada con militares retirados en Estados Unidos, pero en pleno ejercicio en México, de agentes de espionaje (inteligencia, le llaman) de diversas corporaciones norteamericanas y de contratistas de seguridad privados de aquel país, con el sobado pretexto de combatir el narcotráfico mediante las fuerzas armadas.

La delincuencia organizada, que es un ente hiperactivo, encontró en este filón la oportunidad de diversificarse criminalmente para reabastecerse, multiplicarse y apoderarse de las zonas estratégicas en disputa por los distintos cárteles. Ahora comprende además, extorsión, robo vehicular, secuestro, piratería, tráfico humano, tráfico de órganos, de infantes, prostitución en todos los órdenes, el consabido lavado de dinero y muchos delitos más, envueltos en una violencia deshumanizada, para lo cual ha corrompido y sometido a las distintas autoridades de los tres niveles de gobierno a fin de contar con su incondicional apoyo y complicidad.

El objetivo de Estados Unidos en esta intervención solicitada por Felipe Calderón Hinojosa es, mañosamente, consolidar el viejo anhelo de expandir su hegemonía en lo que ha considerado siempre su traspatio, según puede verse en el raquítico apoyo de la Iniciativa Mérida —no en balde llamada ahora “Más Allá de Mérida”— que no es más que un pirulí en la “guerra” de Calderón con el que jamás combatiría eficazmente el narcotráfico. Finalmente, no es su propósito. Su mira está puesta en el predominio continental y México es su primer eslabón en que el gobierno “le permite” instalar centros de espionaje en su territorio con el pretexto del combate a los cárteles de la droga.

Estados Unidos no está dispuesto a sacrificar su adicción a las drogas que tan magníficos resultados económicos le reporta, y menos aún en tiempos de crisis. No está dispuesto a sacrificar el contrabando de armamento de alto poder a los narcotraficantes mexicanos por las mismas razones. No está dispuesto a abandonar su hegemonía en los países con gobiernos agachones y apátridas, y menos después de haber logrado su primera base de inteligencia en territorio extranjero.

Lo demás son discursos, pero los hechos están ahí.

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"VIVIR MEJOR"

Reynaldo Mota Molina

Escapar de la realidad, “vivir mejor” en un país de fantasía, refugiarse en las distracciones placenteras son, por lo visto, las prioridades que revolotean en la cabeza enajenada de Felipe Calderón Hinojosa, en lugar de pensar en afrontar, como mandatario de la nación, la pavorosa situación en que ha sumergido a 112 millones de mexicanos en cuatro años y medio.

Efectivamente, ajeno a la gran crisis de mortandad, violencia, inseguridad, injusticia, en que nos metió con su estúpida guerra, además de las otras crisis en las que tampoco sabe qué hacer —la económica, la política, la social—, opta por disfrutar como guía de turistas… Sí, no es broma. Usted lo puede ver hacer rappel en el Sótano de las Golondrinas; subir a la cúspide de la Pirámide del Sol en Teotihuacan, en donde se destaca como un gran dignatario; remar en la zona Lacandona; bucear en uno de los bellísimos lugares de nuestro maltratado país, etcétera. Basta acceder en la página de YouTube a “The Royal Tour”, en donde aparece una serie de videos en que Calderón se muestra como guía de Peter Greenberg que iniciará una serie de televisión, supuestamente de promoción turística, en Estados Unidos el 23 de septiembre próximo. No es que esté mal, precisamente, pero, ¿no tiene cosas mucho más importantes y urgentes qué atender? ¿Para qué se dice “presidente” de México? ¡No sabe qué es eso…!

Fanático de la publicidad televisiva, Televisa le produjo la serie “El Equipo” para exaltar a la Procuraduría General de la República (PGR) y reivindicar a Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, endosándonos a los contribuyentes los 118 millones de pesos que costó la serie y que valió una pura… y dos con sal.

Pero no conforme con eso, ahora Televisión Azteca tratará de reivindicar a la Marina, la Armada de México y sus “heroicos” marines, con la serie denominada “La Teniente”, cuyo costo se mantiene en secreto pero que recaerá sobre usted y sobre mí. Por lo pronto los entrenamientos de actores y las grabaciones ya comenzaron.

La desfachatez, irresponsabilidad, corrupción y mal gobierno en toda la extensión de la palabra, son muestra amplia y elocuente de las administraciones panistas que han llevado a un caos sin precedente al país, a pesar de las lamentables condiciones en que lo encontraron. ¡Estamos peor que siempre!

Si con los priístas llegamos al hartazgo, a los panistas los vomitamos… perdón por la expresión, pero es la verdad.

martes, 16 de agosto de 2011

¿HASTA DÓNDE?

Reynaldo Mota Molina

¿Por qué el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa actúa a espaldas de los mexicanos? ¿Por qué tenemos que enterarnos —otra vez— de sus “arreglos” con el gobierno de Estados Unidos por la prensa estadounidense? ¿Por qué oculta lo que hace?

Aún con la sospecha de la injerencia del gobierno norteamericano en muchas de las tomas de decisión del gobierno calderonista, venimos a enterarnos con mayor detalle, por la periodista Ginger Thompson del periódico The New York Times, del grado de intromisión de dicho gobierno en los asuntos de la lucha contra el narcotráfico y de la sumisión de Felipe Calderón y su gobierno para acatar a pie juntillas sus mandatos.

Así vemos que hace dieciocho meses, a petición de Felipe Calderón para tener mayor acceso a tecnología sofisticada de vigilancia y a expertos estadounidenses, suscribió secretamente una carta de entendimiento con el presidente Barack Obama, que prevé la instalación de cuando menos un centro de inteligencia en una base militar mexicana en el norte del país, diseñado bajo el concepto de los centros de fusión de inteligencia como los instalados por las fuerzas de ocupación norteamericanas en Afganistán, en la que desde marzo agentes de la DEA, la CIA, el FBI y del Pentágono (militares) están asumiendo directamente la lucha contra los cárteles de la droga.

Dichos agentes manejan informantes, interrogan sospechosos, graban conversaciones y están entrenando a miles de policías federales mexicanos. Así mismo considera emplear contratistas de seguridad privados estadounidenses, contemplando iniciativas diseñadas para evadir las leyes mexicanas que limitan la presencia de fuerzas de seguridad extranjeras dentro del territorio mexicano, particularmente tratándose de asuntos de seguridad nacional.

Calderón no tiene facultades para suscribir dicho documento, que se firmó a espaldas del Congreso de la Unión; es violatorio de la Constitución mexicana y significa traición a la patria, por permitir actividades de militares extranjeros dentro del país y avalar que el gobierno de Estados Unidos tome el control del espionaje mexicano y de los sistemas de información y comunicaciones con el pretexto de combatir al narcotráfico, según advirtió el exsecretario de Gobernación, Manuel Bartlett, independientemente de sus repercusiones en los asuntos políticos internos, y más, en períodos preelectorales de los dos países.

¿Qué espera el Congreso para actuar verdaderamente, ante la gravedad del asunto? No llamando a comparecer a algunos secretarios que dirán solamente lo que quiera Felipe Calderón, y saldrán tan tranquilos con el clásico “no pasa nada” y “todo está bien”. ¿O el Congreso es cómplice de la traición, por cobardía o por omisión? ¿Qué más se necesita?

La debilidad y entreguismo del gobierno calderonista no tiene límites: Se permite el vuelo de aviones de espionaje norteamericanos en territorio nacional y no pasa nada, antes bien, se disculpa, como lo hizo la canciller Patricia Espinosa. Se permite el contrabando oficial de armas de alto calibre —las autoridades de ambos países no sólo estaban enteradas sino involucradas en el operativo “Rápido y Furioso”— y no pasa nada.

Para funcionar como informantes de las agencias estadounidenses mencionadas, los altos mandos de la seguridad pública (SSP), de la procuraduría general (PGR) y de la policía federal (PF), como Genaro García Luna, Marisela Morales y Facundo Rosas, así como sus principales operadores, y los altos mandos militares que sirven de enlaces, deben acreditar exámenes de confianza antes de ser considerados interlocutores o servidores, cuya evaluación incluye aplicaciones en el iris, que se considera un sistema más barato, eficiente, confiable y rápido que el polígrafo tradicional. Los exámenes de confianza aplicados por las autoridades mexicanas a sus funcionarios no cuentan para las agencias de Estados Unidos.

“Cuando les interesa una operación, los casos se arman en oficinas que se localizan en el Paseo de la Reforma 225. Las agencias de Estados Unidos ocupan dos pisos. Allí se intercambian expedientes con México y deciden qué hacer e incluso qué gobierno tiene más elementos para procesar el asunto de que se trate”. Oficialmente en dicho domicilio se localiza la Oficina Bilateral de Seguimiento a la Iniciativa Mérida, pero “en realidad es un centro donde se determinan operaciones importantes contra grupos del crimen organizado, más por iniciativa o investigación de los estadunidenses, que por actuaciones mexicanas”.

¡Indignante, humillante y antipatriótico! ¡Mayor fracaso parece imposible…!

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TERCER FESTIVAL - ENCUENTRO

HOMENAJE A LAS GRANDES



MTRA. OFELIA SÁNCHEZ GONZÁLEZ

MTRA. AURORA ZÚÑIGA SÁNCHEZ

TRIO LAS FLORES DE LAS HUASTECAS


SÁBADO 27 DE AGOSTO

LOS SOCAVONES, LA CAÑADA,

EL MARQUÉS, QUERÉTARO

14:00 a 22:00 hs.


Contacto:

ANGELUCHY SÁNCHEZ

Tel: 427 119 3880

miércoles, 10 de agosto de 2011

ATISBOS

Reynaldo Mota Molina

El incumplimiento de las promesas parece ser tónica de los Calderón Hinojosa. Felipe Calderón prometió ser el “presidente del empleo” y no cumplió; terminó siendo el “presidente de la muerte”. Luisa María (Cocoa) prometió “no participar en política para no ser la hermana incómoda” y cómodamente se ha instalado como precandidata a la gubernatura de Michoacán apuntalada por su incómodo hermano. No en vano ha tratado de limpiarle el camino barriendo al crimen organizado de la entidad. Bueno, al menos lo ha intentado. Bueno, al menos eso parece…

Como pareció ser el rompimiento de Felipe Calderón con la omnipotente Elba Esther, cuyas huestes sentarán a Cocoa en el gobierno michoacano en los comicios del 13 de noviembre próximo ¡faltaba más!, a cuyo efecto firmaron ya las alianzas PAN-PANAL con una trampa de por medio llamada “Por ti, por Michoacán”, que consiste en presentar la candidatura común de Luisa María Calderón Hinojosa de cada partido por separado, sin la rigidez de la coalición acostumbrada. Es decir, los logotipos van por separado y cada ciudadano puede votar por su preferencia pero por el mismo candidato, lo cual no es más que un pirulí, pero que servirá para “medir la fuerza” de ambos partidos, dicen.

Pero no es de a gratis. Cocoa estaría obligada a “otorgar” espacios dentro de su gobierno al PANAL, por ejemplo, los distritos de Lázaro Cárdenas, Huetamo y Uruapan Norte. Este es el negocio de los partidos parásitos. El Panal acaba de apoyar el PRI en los comicios del Estado de México y ahora lo hará con el PAN en Michoacán, por lo pronto. Los parásitos ganan de todas, todas; los que pagamos, a fin de cuentas, somos usted y yo, aunque como dijo aquel: ¿“Y yo por qué”?

Pero en la arena electoral todos hacen trampas y nosotros lo permitimos al hacerles eco y a algunos hasta les causa gracia. Por ejemplo, Marcelo Ebrard (PRD), hace el sainete de su divorcio y se publicita con su nuevo romance; en cierto modo, como antes lo hizo Enrique Peña Nieto (PRI) con su nueva boda para atraer la atención y el regocijo morboso que finalmente se traducirán en votos. La mercadotecnia se vale de todo. Se confunde la política con la farándula, que no es lo mismo pero es igual…

Igual que ambos andan tras el poder electoral de Elba Esther aunque traten de disimularlo -un millón 500 mil votos no son cualquier cosa- y a pesar de que a estas alturas su eficacia en el 2006 a favor de Felipe Calderón sea cuestionada. Lo que es inobjetable es que la diferencia mínima de 0.56 por ciento incluyó las maniobras de la “maestra” que lo sentaron en la silla presidencial.

Los presuntos candidatos o suspirantes de la presidencia acarrean agua a su molino desde hace rato. Ernesto Cordero (PAN), delfín de Calderón, se mueve por todos lados haciendo proselitismo que el IFE no ve ni oye aglutinando declinaciones a su favor, mientras asegura que no dejará la $ecretaría de Hacienda y que por ahora “trabaja” en la elaboración del presupuesto federal para el 2012.

Manlio Fabio Beltrones (PRI) agita todas las banderas para continuar en la escena pública y ahora se envuelve en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad convocando a todos los legisladores a honrar su palabra y cumplir los compromisos adquiridos en el castillo de Chapultepec. “El sí de los legisladores responde al sentimiento ciudadano. Cuando garanticemos la paz habrá reconciliación y perdón.

Hasta Juan Ramón De la Fuente, exrector de la UNAM, ha sido señalado como posible candidato a la presidencia de la República. No pertenece a ningún partido político y es el único que es científico. Podría ser el candidato idóneo. Analícelo usted. Porque del puñado de panistas, ni a cuál ir; y entre Ebrard y López Obrador, éste, si de veras es inteligente, declinará a favor de Marcelo que tampoco es confiable, como no lo es Peña Nieto.

Negro panorama el de México.

Sin embargo, no perdamos la esperanza de lo que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad pueda lograr con nuestro concurso. Puede haber allí una coyuntura por dónde salir con bien.

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martes, 2 de agosto de 2011

LA IMPUNIDAD COMO ARIETE

Reynaldo Mota Molina

A la impunidad que envuelve los asesinatos de periodistas en nuestro país —igual que al 98 por ciento del resto de homicidios por la guerra estúpida de Felipe Calderón Hinojosa— se agrega la sospechosa descalificación oficial, como es el caso de la periodista Yolanda Ordaz De la Cruz, reportera del periódico Notiver de Veracruz, de quien el procurador de justicia del estado, Reynaldo Escobar Pérez, expresó sin sustento alguno que este caso nada tiene que ver con el ejercicio de la profesión periodística y que se investigan versiones que señalan la presunta relación de la comunicadora con la delincuencia organizada. Ordaz De la Cruz cubría la fuente policiaca.

De este mismo diario veracruzano, el 20 de junio pasado el periodista jefe de la sección policiaca, Miguel Ángel López Velasco, fue acribillado en su domicilio junto con su esposa, Agustina Solá y su hijo Misael, fotoreportero del mismo diario.

Estos asesinatos se suman a los más de 70 homicidios de periodistas de 2005 a la fecha, además de 15 desapariciones de comunicadores, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), sin que haya responsables.

La organización independiente Freedom House en su informe anual, señala que por primera vez en casi 30 años, México es catalogado como un país en el que no existe libertad de prensa, debido a la violencia y al tráfico de drogas que han provocado el incremento de los ataques contra periodistas y elevado los niveles de autocensura de los medios y la impunidad de los criminales.

En este mismo contexto el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Gonzalo Marroquín, afirma que las acciones del crimen organizado y los gobiernos autoritarios constituyen las principales amenazas a la libertad de expresión en América Latina. Las “actitudes de gobiernos autoritarios e intolerantes” promueven mecanismos legales que restringen no sólo la libertad de prensa y el derecho a informar, sino el de las sociedades a recibir información.

Por otra parte Roberto Rock, representante de la SIP en México y director del periódico El Universal, en el panel denominado: “Diseño de un modelo de política de movilización contra la impunidad; hacia la creación de una red latinoamericana de protección a periodistas”, expuso tres tragedias en el ámbito del periodismo.

La primera tragedia, asentó, es el número creciente de agravios a periodistas que no parecen despertar el interés ya no digamos del gobierno, lo cual consideró “grave”, sino incluso de la comunidad.

La segunda tragedia es que a la luz de estos agravios, como asesinatos y desapariciones, hay también un número importante de torturas, secuestros, amenazas y presiones diversas sobre el gremio. La propia gente —dijo— no quiere denunciar por temor, mientras que los narcotraficantes quieren controlar la agenda periodística, con una política de comunicación social “mucho más eficaz” que la del Estado.

La tercera desgracia: el silencio de las autoridades, que no enfrentan el problema, y cuando lo hacen, sugieren dudas sobre la honorabilidad de los comunicadores. El silencio sobre estos temas, dijo, hace que la agenda de medios no trascienda en el Congreso, y cada vez son menos los seguimientos de agravios a periodistas, así como las denuncias.

En el mismo panel, Mike O'Connor, representante del Comité para la Protección de Periodistas de México (CPJ), vio un panorama sombrío. Afirmó que el crimen organizado mantiene el nivel de control. Dijo que la “nube de amenaza” constante que hace presión permite que los asesinos sigan, junto con las amenazas, pero el efecto es más grande que la causa.

Ejemplificó que en Querétaro los periodistas ya saben qué temas no se pueden tocar. “Y no han matado a nadie. Controlan la plaza sin hacer nada”. También se refirió a Durango en que el crimen organizado calló a la prensa y tomó la ciudad, con la colaboración del gobierno estatal.

Este es el quid del problema: los periodistas son asesinados o desaparecidos y no pasa nada; encima de esto las víctimas son incriminadas a priori por las propias autoridades, sembrando la duda, la sociedad no está debidamente informada y la impunidad se convierte en ariete contra la pretendida democracia a la que aspiramos. ¿Qué sigue?

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