lunes, 30 de agosto de 2010

¡NADA QUÉ CELEBRAR!

Reynaldo Mota Molina

Si usted no es potentado, pertenece a la élite privilegiada de políticos, empresarios o compinches del gobierno de Felipe Calderón; si no aparece en las listas de Forbes ni está ligado a la delincuencia organizada, ¿tiene algo qué celebrar en el bicentenario de la Independencia de México y del centenario de la Revolución?

Porque mire, primero Calderón no sabía cómo “celebrar” —el término es de él— estos movimientos armados por ser antagónico del liberalismo que los generó y soslayaba el asunto —seis veces cambió de coordinador de la comisión organizadora—. Tal vez viendo que la izquierda a través de Marcelo Ebrard, aunque fuera motivado por intereses electoreros, se andaba moviendo para la construcción de una torre conmemorativa de ambos centenarios, que no le fue autorizada, y otras iniciativas más, hace un año inició la construcción de la Expo Guanajuato Bicentenario en Silao, con un costo de mil 100 millones de pesos —en tiempos de tremendas crisis— “como un exquisito regalo para todos los mexicanos”, según Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública. ¡’uta! Qué delicada expresión de tan libertaria belleza...

Por su parte el gobernador panista del estado, Juan Manuel Oliva, el día de la inauguración señaló que dicha Expo “invita a reafirmar nuestro compromiso con los valores y los ideales que hace 200 y 100 años impulsaron a Hidalgo, Morelos, Madero, Villa y Zapata, a lanzar los gritos de libertad que sacudieron la conciencia de una nación entera. Decidámonos —dijo—, como hace 200, como hace 100 años, a dar un nuevo grito (¿de veras?), a emprender una nueva revolución pacífica, con las armas que nos han legado los mexicanos de la primera hora: nuestros valores”. ¡Aaaah! ¿Cuáles?

La verdad es que estos tales no saben lo que dicen. “Las diferentes instancias del gobierno, comenzando por el federal, así como los partidos políticos, han hecho uso y abuso de las conmemoraciones del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución, hasta convertirlas en cuestión meramente política, de carácter casi electorero más que histórico”, asegura la historiadora Eugenia Meyer, profesora emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e investigadora especializada en la Revolución Mexicana.

Ante las críticas respecto a actos y recursos utilizados para la “celebración” de los centenarios y la insistente invitación de las redes sociales de Internet a no participar en los eventos oficiales ¡¡PORQUE NO TENEMOS NADA QUÉ CELEBRAR!!, Felipe Calderón responde indiferente: “El que no quiera, no lo haga”, mientras sigue con el “show” de los restos mortales de los héroes que nos dieron patria…

Y para completar, ahora la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) sale con que es pecado de omisión quedarse al margen y guardar silencio ante los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana. ¿De cuándo acá tanto fervor patrio de la Iglesia en México? ¿Ya olvidó que condenó y excomulgó a los sacerdotes independentistas Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón entre otros, que ahora nos obliga bajo pecado a “festejar” las guerras civiles de la Independencia y de la Revolución Mexicana? ¿Por qué le sigue el juego político a Felipe Calderón? Los feligreses de la fe católica ¿qué tenemos que ver con los intereses políticos del alto clero con el gobierno federal para que trate de someternos de tal modo? Como se dice ahora: “¡no manchen!”
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lunes, 23 de agosto de 2010

¿QUÉ SIGUE?

Reynaldo Mota Molina

La convocatoria de Felipe Calderón a diversos sectores de la sociedad mexicana para sus “Diálogos por la Seguridad” tuvo respuesta remilgosa de parte de los convocados que asistieron convencidos de antemano de que no habría cambios substanciales en la “estrategia” contra el crimen organizado y sí, en cambio, salpicadera de responsabilidades tratando de sacudirse la autoría de una “guerra” inútil y perdida desde siempre porque nunca fue instrumentada para verdaderamente ganarla y ahora, que se aproxima inexorablemente el proceso electoral para el relevo de Los Pinos en el 2012, el agua, más bien la sangre de los muertos, le ha llegado al cuello y las implicaciones y complicaciones que su “guerra” ha generado lo tienen completamente rebasado y desesperado, no encuentra cómo desatarse de éstas y lo más fácil, es repartirlas entre todos.

Mucho diálogo y cero consecuencias. Supuestamente la “idea” era construir una política de Estado en materia de seguridad y, sin embargo, nunca se definió el camino para hacerla y todo terminó, simplemente, en un intercambio de opiniones —la mayoría nada nuevas porque se han expuesto oportunamente con toda claridad por distintos actores y medios— de datos, propuestas, justificaciones, convocatorias y hasta reclamos que no llegarán a ningún lado. La posición de Felipe Calderón, que se dijo abierto a fortalecer y corregir la política vigente, desde el inicio de los “diálogos” demostró que no era así al señalar que la participación del Ejército en el combate al crimen organizado se mantendrá hasta el último día de su gobierno. Así mismo, en todas las reuniones aprovechó para repetir su mensaje a la nación en el que describió la evolución histórica de la delincuencia organizada, exculpando su participación, y para reiterar su oposición a la legalización de las drogas pero manifestando que está dispuesto a que se debata al respecto. O sea sí pero no.

Reclamó a la sociedad que no denuncia los actos delictivos por temor a represalias de las organizaciones criminales pero omitió decir que ésta se encuentra inerme no sólo ante la delincuencia sino ante las propias dependencias gubernamentales encargadas de la investigación y la procuración de justicia que están infiltradas por las organizaciones delictivas. Independientemente de que la sociedad jamás fue tomada en cuenta para iniciar su “guerra” y ahora es recriminada.

A los gobernadores también les repartió: "Está claro que ni los estados ni la Federación, si actuáramos de manera aislada, podríamos resolver este asunto (de la inseguridad) y menos si estamos confrontados. Se requiere la participación de todos, sin excepción y sin titubeos".

A los coordinadores parlamentarios de la Cámara de Diputados y del Senado demandó aumentar el presupuesto de las dependencias involucradas en la “guerra” contra el narcotráfico, pues de lo contrario, el Estado tendría que buscar nuevas fuentes de ingreso, lo que constituiría una carga adicional para los contribuyentes. Es decir, más impuestos para los cautivos porque los privilegiados continuarán con sus prebendas.

Seguramente obligado por los señalamientos en materia de lavado de dinero, por diferentes partidos políticos, sobre el hecho de que sólo se combate a los delincuentes pero no sus recursos en las instituciones financieras, Calderón dijo: “Yo le he instruido ya al Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, le he pedido ayuda al Gobernador del Banco de México en respeto, además de su autonomía, para que tratemos de diseñar una nueva política contra el lavado de dinero, que también he instruido que se presente, precisamente, en el curso de esta semana y estos diálogos”.
Total, NADA, lo que demuestra, una vez más, que dichos diálogos no se realizaron con la verdadera intención de formular nuevas políticas en forma consensuada de seguridad pública, sino al afán mediático del gobierno federal por aparentar apertura y civilidad, y terminó en una nueva burla a los sectores convocados y a la sociedad.
¿Qué sigue…?
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domingo, 15 de agosto de 2010

¿DE VERAS, UN GOLPE DE TIMÓN?

Reynaldo Mota Molina

Perdido y sin rumbo desde que inició su fatídico sexenio hace cerca de cuatro años, Felipe Calderón da tumbos y retumbos y no halla cómo salir del atolladero en que se encuentra y en el que nos metió a todos con su “guerra” contra el narcotráfico con la intención de legitimarse después del fraude electoral del 2006, y ahora trata de endosar a todo el mundo el “paquetito”.

Como no encontró eco a sus “decálogos”, los que nadie tomó en cuenta por falta de credibilidad y terminaron, como era de esperarse, en simples bla, bla, bla, recurrió a implorar iluminación al dios de los Chamulas; a declararse vencedor de CINCO -y no cuatro- jinetes del Apocalipsis; luego, casualmente en vísperas de las elecciones del 2010, publicó una larga carta a la que llamó “La lucha por la seguridad pública”, en la que le cambió el nombre a “su guerra” para involucrarnos a todos en la “lucha”; enseguida dirigió un gran número de “mensajes a la nación” electoreros, en cadena nacional, naturalmente por televisión, a los que tampoco nadie hizo caso y prueba de ello son los desastrosos resultados para sus compinches de Acción Nacional en dichos comicios.

Después de esto -reconociendo implícitamente su derrota- dijo que la lucha contra la criminalidad no es sólo del presidente, como lo han querido ver algunos y, acordándose que existe la ciudadanía, demandó de ésta apoyo y comprensión, tanto como de los otros poderes. Mediante el pasaje bíblico “La parábola del Rey” criticó la falta de respuesta de los partidos políticos y del Congreso a su llamado para crear una política de Estado contra el crimen, y aquí está el quid: ¿Para qué debatir -dicen estos- si ya el Ejecutivo federal decidió? Hay tres intentos claros en el discurso de Los Pinos sobre la guerra contra las drogas. El primero intenta abolir la palabra “guerra”; el segundo, eliminar la noción de que es personal (de Felipe Calderón), y el tercero es no atribuirla más a la administración 2006-2012, sino al Estado Mexicano… ¿“Y yo por qué…”?

Luego convocó a todas las fuerzas políticas del país a dialogar de manera directa sobre seguridad y otros desafíos que el país enfrenta para dar "juntos una respuesta unida y firme contra quienes atentan contra la vida democrática y la paz de los mexicanos”, y estableció sus “Diálogos por la Seguridad Pública” en los que pretende dar la impresión de que es incluyente para establecer la nueva política de lucha por la seguridad pública y la tranquilidad social, pero que en realidad tienen un fin primordialmente electoral para el 2012. Así se reunió con el alto clero, con los dueños de los medios de comunicación, con altos empresarios, partidos políticos, gobernadores, etcétera, y en cada una de las reuniones lanzó el llamado a la unidad e incluso aceptó el debate sobre la legalización de las drogas y ha hecho alusiones para controlar el lavado de dinero de la delincuencia organizada.

Todos saben y sabemos que nada de fondo cambiará, incluso, a pesar de la violencia de los cárteles México no cambiará su estrategia para combatirlos porque no conviene a su gobierno panista y las élites que lo rodean.

De querer dar, verdaderamente, un golpe de timón, un punto de quiebra, en la conducción del país, no hay necesidad de tanta carambola y tanta difusión mediática vacía. Basta con poner en marcha PUNTUALMENTE cada una de las propuestas que se le han estado exponiendo con toda claridad y precisión desde que empezó su gobierno, conforme a las acciones que se han implementado en países como Colombia, Rusia, Japón y catorce países más, cuyas experiencias han dado los mejores resultados en el combate a la delincuencia organizada, de acuerdo con Edgardo Buscaglia, experto en Seguridad y Terrorismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), catedrático e investigador.

“Solamente” hay que tomarlas en cuenta y aplicarlas…
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domingo, 8 de agosto de 2010

RESPONSABILIDADES…

Reynaldo Mota Molina

No se usted, pero en muchos quedan mil dudas acerca de la muerte de Ignacio (Nacho) Coronel, identificado como tercer mando del poderoso cártel de Sinaloa, a manos del Ejército. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) planeó desde la inteligencia militar —la menos infiltrada por el narco, se dice— la estrategia y la realizó sin el concurso de las corporaciones policiacas porque están copadas, se entiende. El acceso a los datos está restringido y la única información que se conoce es a través de boletines de la propia Sedena, sin embargo, el Universal publicó en Internet que Coronel tenía dos heridas de bala, una en el pecho y otra en el cuello, mientras el periódico Reforma informó que el cuerpo tenía 16 impactos de bala, lo que manifiesta la incertidumbre de la información.

Las imágenes difundidas muestran la intensidad del “operativo quirúrgico”, sin embargo el cadáver de Coronel nunca fue mostrado y se mantuvo siempre en el más completo hermetismo, protegido incluso de la prensa, hasta la última morada en la capital de Sinaloa donde fue entregado a un reducido número de familiares quienes despidieron “cortesmente” a los militares en el panteón. La rígida protección provoca la suspicacia de quienes no creen en las historias oficiales. La mula no era arisca…

Recordemos que en el caso de Arturo Beltrán Leyva, abatido en diciembre pasado, sus despojos fueron exhibidos incluso hasta el escarnio, que no es de lo que se trata, sino simplemente de algo tan elemental como confirmar el hecho.

De ser así, las circunstancias dirigen hacia el cuestionamiento de si el operativo militar fue parte de la cacería ordenada por alguien o si fue parte del cumplimiento al ultimátum emitido presuntamente por el cártel de Juárez o La Línea inmediatamente después de la detonación del coche-bomba en Ciudad Juárez, Chihuahua, en que amenazan a “las autoridades que le dan apoyo al cártel de Sinaloa” con mayores estallidos “si en quince días no hay respuesta…”, y sucedió en esos días.

Cualquiera de los dos casos es sumamente peligroso; el primero derivado de la separación negociada y aparentemente tranquila que se venía dando entre Nacho Coronel y el Chapo Guzmán desde 2008 ante el crecimiento de su negocio criminal evidentemente encaminado hacia la independencia del Chapo Guzmán, según un informe estadounidense. Mala fortuna —se dice— de aquellos que se distancian de El Chapo: acaban en prisión o de plano muertos. Esto indudablemente tendrá consecuencias entre los cárteles porque aumentarán la violencia y la guerra fallida del gobierno calderonista no podrá evitar nada.

El segundo es terriblemente grave: el sometimiento del gobierno de Calderón en todas sus instancias, a las exigencias del crimen organizado. Mayor desgracia para la nación mexicana no puede haber. Nos resistimos a creerlo. Significa que estaríamos de facto bajo el gobierno de narcotraficantes y delincuentes. ¡No puede ser! Sin embargo, Felipe Calderón Hinojosa es responsable del favoritismo mostrado, pero siempre negado, hacia el cártel de Sinaloa, sin asumir las consecuencias que esta actitud necesariamente habría de tener, hasta propiciar que la delincuencia sea quien tome las riendas del asunto ¡para poner orden!, al menos entre ella. Es increíble el grado de ineptitud y desvergüenza.

Felipe Calderón es responsable del gran daño provocado a la nación con su “guerra”; de la muerte de más de 28 mil asesinados, de la orfandad de los hijos y de las viudas; de la inseguridad que vivimos 108 millones de mexicanos y de la afectación psicológica y productiva que conlleva y su repercusión en el desempeño laboral y competitivo; de la inestabilidad social exacerbada desde la guerra de odio de su campaña electoral; del enquistamiento de células del narcotráfico en las altas esferas de los poderes político y económico; de la corrupción y descrédito del Ejército y de las comisiones de los Derechos Humanos; de la impartición de injusticia desde Suprema Corte; del empoderamiento de las televisoras privadas y de los sindicatos corporativos para encubrir fallas y corruptelas; de la pobreza creciente que invade a la población, consecuencia de la desigualdad en la repartición de la riqueza; de la impunidad reinante entre la gente de poder; de la espantosa debacle que vive el país y de todo cuanto esto implica, ante la más absoluta impunidad.

Calderón es responsable de todo esto y más… ¿cómo lo va a pagar?
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domingo, 1 de agosto de 2010

¿QUÉ ONDA?

Reynaldo Mota Molina

¿En qué onda, en qué frecuencia se mueve Felipe Calderón? ¿Hacia dónde va y a qué le tira? Creemos que nadie lo sabe y menos lo entiende…, en lo que va de su sexenio —tres años y medio— ha realizado 18 ajustes en su gabinete, los más, desafortunados, y todos ineficientes; baste con mencionar a la PGR cuyos resultados son del 98 por ciento de investigaciones no resueltas y solamente 2 por ciento de sentencias dictaminadas… y faltaría ver si ejecutadas.

Hasta ahora van cuatro cambios en la secretaría de Gobernación: Francisco Ramírez Acuña, Juan Camilo Mouriño(†), Fernando Gómez Mont, José Francisco Blake Mora. El organismo más importante para la conducción del país, que tiene qué ver con la gobernabilidad federal, la articulación de políticas de Estado, la preservación de la paz social y la búsqueda de concertaciones y mediaciones con las distintas fuerzas políticas, sociales y económicas, es puesto una vez más en manos inexpertas pero amigas incondicionales de Calderón.
El último reemplazo es todavía menos comprensible si se considera el rotundo fracaso de Blake Mora en los recientes comicios de Baja California en los que actuó como operador político, desde la secretaría estatal de gobierno, de los candidatos panistas a alcaldes y diputados que fueron aplastados por los priístas.

En la secretaría de Economía van tres: Eduardo Sojo Garza-Aldape, Gerardo Ruiz Mateos, Bruno Ferrari. Instancia vital para el desarrollo del país, que tiene qué ver con el fomento del empleo, de la productividad y de la competitividad, del diseño de políticas industriales y del impulso del comercio internacional, es arrebatada —por lo visto— por la tenebrosa ultraderecha en la figura de Bruno Ferrari, compañero de aula de Calderón en la Escuela Libre de Derecho, cuya experiencia política es prácticamente nula pero, en cambio, tiene una profunda formación pararreligiosa, ligado con empresarios regiomontanos y con el pederasta Marcial Maciel(†), fundador de la Legión de Cristo. Fue extraído de la dirección del fideicomiso Proméxico, organismo del Banco de Comercio Exterior, encargado de promover las inversiones extranjeras en México que, por cierto, acaba de ser sacado de la lista de los 50 países idóneos para la inversión extranjera directa.

Como colofón, la escisión del gabinete presidencial hizo crisis y reventó con la salida de Patricia Flores Elizondo, jefa de la Oficina de la Presidencia —“La mujer que mueve Los Pinos”, le llamó la revista Quién— y de Maximiliano Cortázar Lara, coordinador de Comunicación Social, amigo incondicional de Calderón, que habían formado grupos antagónicos dentro del gabinete.

Las principales carteras de la agenda nacional entregadas a inexpertos en tiempos de profundas crisis a punto de estallar no tienen pies ni cabeza. ¿A qué juega Calderón?, pero todos estamos en el barco que hace agua por todos lados… ¿Qué esperamos?
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JORNADA HUASTECA Y HUAPANGUERA

José Guadalupe Arvizu Olalde, mejor conocido como Pepe Huapango, celebra ocho años de su programa ¡VIVA EL HUAPANGO! a través de la frecuencia radiofónica 89.5 F. M. de Radio Universidad Autónoma de Querétaro (Internet: www.uaq.mx) y la fiesta será en grande con una JORNADA HUASTECA Y HUAPANGUERA en el Centro Cultural CASA DEL FALDÓN, ubicado en Primavera No. 45 Oriente, barrio de San Sebastián, de la ciudad de Santiago de Querétaro, el sábado 7 de agosto.
Pepe Huapango es un impulsor y promotor cultural incansable que se ha ganado a pulso incontables espacios y foros de la región huasteca en donde su entusiasmo es imprescindible. El año pasado publicó un libro alusivo: La Huasteca, un paraíso compartido que comprende un paseo cultural por la región Huasteca y la Sierra Gorda.

Acuda usted a la JORNADA HUASTECA Y HUAPANGUERA el próximo sábado 7 de agosto a partir de las 10:00 horas.

¡Los esperamos en la Casa del Faldón!
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